Las coronas fueron ofrendas muy frecuentes en la antigüedad aunque Homero no llegue a mencionarlas. Como recompensa se comenzaron a usar hacia el año 500 a. de J.C. Los estrategas que rompían un cerco recibian una corona hecha con las flores y yerbas recogidas en el mismo campo de batalla: era la corona gramínea. La corona olímpica estaba hecha con ramas de olivo. Las coronas que se ofrecían a los dioses eran las radiales. La que se ofrecía al Dios Apolo estaba hecha con ramas de laurel; a Júpiter, de encina; a Baco de pámpanos y racimos de uvas...
Hubo coronas que eran artificiales: estaban hechas con tejidos, láminas de cuerno coloreadas y metales. Estos y especialmente el oro y la plata, fueron sustituyendo a los otros materiales. A las coronas chapeadas de oro se les daba el nombre de inauratas, y a las que estaban cubiertas con plata argentatas.
Fue invención egipcia la corona fúnebre, y esta costumbre pasó a Grecia. Ofrecer coronas a los difuntos era y es la mejor forma de demostrarles que habían triunfado en la lucha de la vida. En el arte cristiano, la corona es el símbolo de los mártires.
Las imágenes de la Madre de Dios siempre se representaron con aureolas. Los franceses, al comienzo de la Baja Edad Media, representaban a la Virgen Maria con corona nobiliaria. Los ejemplos son más abundantes y tempranos en las imágenes talladas que entre las pintadas. Y esta costumbre, que todavía perdura, coincide con la propagación del rezo del rosario: el quinto misterio, de los Gloriosos, es la Coronación de la Virgen.
En Andalucía, en Jerez, las imágenes de las Dolorosas siempre van coronadas. Si la imagen forama parte de un calvario, está al pié de la Cruz o en el camarín pero "vestida de hebrea", lleva sólo una diadema, símbolo imperial, que en el argot cofradiero se le suele llamar ráfaga.
La diadema o ráfaga pretende ser una fiel interpretación del Apocalipsis: "... una Mujer vestida del sol, y bajo sus pies la luna, y ciñiendo su frente una corona de doce estrellas".
Un aro finísimo con doce estrellas es la corona procesional de Nuestra Señora del Amor y Sacrificio. Emilio Landa la realizó en oro en 1957. Durante todo el año la imagen luce otra de igual forma, hecha por el mismo orfebre y en plata de ley.
En la visión apocalíptica de San Juan, la Mujer tiene una corona de doce estrellas y está vestida con el sol. Luego las diademas o ráfagas de Nuestra Señora de los Remedios, de María Santísima de Gracia y Esperanza y de Nuestra Señora de Loreto, son interpretaciones más completas del Apocalipsis. Estas diademas se rematan con unos haces de rayos, rectos o curvilíneos, y el rayo central de cada grupo termina en una estrella.
En Jerez, son 26 las Dolorosas que hacen la "estación penitencial" en un paso de palio y por lo tanto lucen corona y no diademas o ráfagas.
La corona de una Dolorosa consta de las siguientes partes: el aro, el canasto, los imperiales y la ráfaga.
El aro es la corona de la antigüedad reducida a la mínima expresión. Es una franja rematada por una o varias molduras, un bocel y un filete, o un filete y una gola. La franja suele estar decorada con unos motivos vegetales reminiscencia del primitivo material, cincelados y enriquecidos con piedras preciosas o cabujones. Es muy frecuente que toda la decoración del aro sea una inscripción: "Esta corona es de María Santísima de... y fue bendecida el día...". En algunas también se hace mención al prelado que ofició en la ceremonia, del orfebre y del donante si fue una sola persona o una sola familia.
El canasto es la parte cilíndrica o tronco-cónica que va sobre el aro. El canasto dc las coronas nobiliarias tienen un número determinado de perlas y de florones; los florones están compuestos de hojas de apio, de lirios... El número y la situación de cada elemento depende del título: duque, marqués, conde... La corona del vizconde sólo lleva perlas y en la del barón las perlas tienen que estar dentro del aro.
El canasto de las coronas sacras no tiene ningún tipo de limitaciones o condicionamientos. Las flores de lis, las hojas de acanto, las perlas... se mezclan y se reparten sobre la supericie del canasto junto con escudos, hornacinas e imágenes. Las coronas de los emperadores romanos se adornahan con las irnágenes de los dioses del Olimpo.
Ya sabemos que la diadema fue la corona y el símbolo de los emperadores. La corona de Inglaterra tiene sobre el canasto dos diademas cruzadas; la de España, cuatro y sobre las diademas hay una esfera y sobre la esfera o bola del mundo, una Cruz. Los cofrades le dicen imperiales a las diademas que se cruzan sobre el canasto.
La corona que tiene imperiales es una corona cerrada. La corona que carece de ellos es una corona abierta.
Todas las coronas, sean abiertas o cerradas, quedan cobijadas por la ráfaga. La ráfaga hace de la corona una piesa sacra, y la completa: en muchos casos, el diseño, el material o el acabado de ésta convierten al todo en un objeto inico. La ráfaga es una gran diadema, con rayos y estrellas, que surge desde el aro, pasa por encima del canasto o de los imperiales y termina en el extremo opuesto del aro.
La Dolorosa titular de la Hermandad del Transporte luce una corona que llegó a Jerez al mismo tiempo que la imagen, en 1956. Fue adquirida por 5.000 ptas. a la sevillana Hermandad de la Amargura. La ráfaga está bien diseñada y son muy interesantes las menudas hojas de acanto que están entre los rayos.
La corona de María Stma. de los Dolores es del taller de Villarreal (1965). El canasto está decorado sólo con elementos vegetales. la ráfaga lleva en el centro el escudo de la Hermandad: dos ángeles, pulcrarnente tallados en marfil, lo sostienen. También son de marfil los querubines de donde arrancan los haces de rayos. De la ráfága penden tres guirnaldas y hacen que esta corona sea inconfundible.