AMOR Y SACRIFICIO.

Iglesia Parroquial de Madre de Dios. Realizada por el arquitecto jerezano D. Fernando de la Cuadra Durán, está regida por los Padres Jesuitas, que abandonaron su tradicional sede del Convento de la Compañía para trasladarse a otro lugar y poder llevar a cabo su labor religiosa y parroquial.

La Hermandad del Amor y Sacrificio también cambió de residencia canónica del antiguo convento a la nueva Iglesia que se estructura con sencillez para albergar al mismo tiempo las dependencias necesarias para las actividades de la parroquia. (Localización en Google Earth).

La imagen de Nuestra Señora del Amor y Sacrificio es obra del escultor sevillano, afincado en Madrid, Carlos Monteverde Herrero, que se inspiró para su realización en unas fotos que le entregaron los miembros de la Congregación de los Luises. La bella imagen de la Virgen, con la cabeza un poco inclinada hacia atrás y sus ojos elevados al cielo, lleva entre sus manos la corona de espinas de su amantísimo Hijo Jesucristo. Fue restaurada en el 2000 por el matrimonio Navarrete. Lleva un manto sin bordar en terciopelo negro, así como la saya, negra, que va también sin bordar, vistiendo de riguroso luto. Sólo destaca el rostrillo de encaje blanco. La corona de la Virgen, de oro con doce estrellas, es obra de Emilio Landa realizada en 1957, "ofrenda de los hermanos y hermanas de la Cofradía". También posee otra del mismo autor y fechada en 1942 realizada en plata, que utiliza habitualmente en el camarín. Las únicas joyas que lleva la imagen son varios anillos y alfileres de pecho con piedras preciosas, que fueron donados por algunos particulares. También posee tres mantos sin bordados y dos sayas, también sin bordados, que utiliza según las festividades. También posee una toca blanca de "georgette" que en 1944 le regaló una aristocrática dama cordobesa. En el año 1984, la imagen fue restaurada por el matrimonio Isaac Navarrete y Rosario Martínez Lorente. En enero de 2000 vuelve a ser retocada la imagen por el mismo matrimonio para repasarles pequeños deterioros de poca importancia. En el 2001 se estrenaron saya y rostrillo para la Virgen.

El paso se caracteriza por su sobriedad y sencillez. El actual paso, idéntico al anterior en todo, fue estrenado en 1988, obra de los tallistas hermanos Soto de nuestra ciudad (en concreto el carpintero fue José Ignacio Soto Pacheco) y de idénticas líneas del anterior que fue obra del artista jerezano José Asencio Vivero del año 1952. Es de caoba del Brasil, tallada y pintado en su color y barnizado.

El paso va cargado por fuera. La base es un rectángulo que mide 228 cms. de ancho por 365 de largo y tiene unas molduras mínimas. Sobre ella descansa la canastilla que es más pequeña y con las esquinas en chaflán. El resultado es una canastilla con ocho caras: dos, muy largas, las de los costados; la del frente y la trasera, y las cuatro de las esquinas. Sólo estos pequeños espacios están totalmente ocupados por una talla de buen acabado y motivos semivegetales. En las otras caras hay un medallón en cada centro, y todos van rodeadas por los mismos adornos que tienen las esquinas y tan sólo cuenta en el frontal del paso con el escudo de la Hermandad, con el anagrama MR (Cristo por María), careciendo de adornos y candelabros, pues utiliza como sistema de iluminación un foco que funciona por medio de una batería, al más puro estilo castellano rematado por una corona. Sobre la canastilla sólo está el monte cubierto de azahar y la Virgen. El llamador del mismo fue donado en 1998 por la Junta Directiva de la Hermandad.

El paso primitivo fue construido por José Asencio Vivero, en caoba. El tallado del mismo corresponde a los hermanos Cintado, siendo estrenado en la Semana Santa de 1942.

Cruz de guía, arbórea, de madera teñida y barnizada, (la segunda que tiene la Hermandad desde su fundación, la primitiva, rectangular, muy pesada, se conserva en la casa-hermandad), sin cantoneras, sin INRI, ni resplandor; mide 2'26 x 1,60 metros. Va acompañada por cuatro faroles guías, de hojalata pintados en color negro, son de 1994 y exactamente iguales que los primitivos. Cruz Parroquial; que fue restaurada en el año 2001; Libro de Reglas, sobrio, en cuya encuadernación, realizada sobre terciopelo morado, no se había realizado bordado ni repujado alguno hasta el año 2001 en que fueron repujadas, sólo tiene dos registros de hilo de seda y plata. Las reglas fueron copiadas por Enrique Hernández y Rodríguez de los Ríos con una impecable letra inglesa y los encabezamientos con una de redondilla excelente; Bandera Concepcionista, que era el antiguo estandarte de la Hermandad (la bandera de los Luises), celeste, blanca y celeste llevando bordado en el centro el escudo de la Hermandad y con asta de plata cofradiera de los Talleres de Viuda de Villarreal, la nueva Bandera Concepcionista, fue realizada por Ildefonso Jiménez y estrenada en 2008; Simpecado, de terciopelo color negro, bordado en oro, en el centro lleva un medallón con una pintura de la Inmaculada, una Virgen niña, de medio cuerpo, obra al óleo del sacerdote jerezano don Enrique Hernández y Rodríguez de los Ríos, fundador de la Hermandad de la Lanzada, Rodeando la parte superior del medallón, las palabras "Concebida sin pecado original". Los bordados fueron realizados en las Carmelitas de Jerez y por detrás lleva el nombre de la Hermandad, siguiendo todo el contorno una cenefa de temas vegetales muy estilizados. Parece muy probable que se realizara en el año 1944 ó 1945; va acompañado por dos faroles de respeto con velas de color blanco, del año 1994; Estandarte de la Hermandad, de estilo rocalla, realizado sobre terciopelo negro con bordados en oro por el jerezano Pedro Ramírez Pazos, en el 1992, aprovechando los bordados, estilo rocalla, de la antigua bandera de la Hermandad o bandera de los Luises, de nueva factura es tanto la corona real como la corona de espinas y el anagrama de María que está realizado en canutillo de plata. El guión posee un bordado con una corona de espinas en la que se lee el lema "A Cristo por María". Va rematado por un corbatín, de color morado, lleva el escudo de Jerez a la izquierda y el escudo de los jesuitas (Jesús hombre y salvador) a la derecha. El asta es de Artesanía Mallol. Desde 1999 lleva una presidencia con una Reliquia del Cardenal Marcelo Spínola.

Detrás del Paso va la Bandera de hermanas y devotos, estrenada en 1998, aprovechando unos bordados antiguos y de calidad de una bandera denominada de las Hijas de María. Curiosa ubicación que contempla a los devotos como parte activa del cortejo. En el 2001 se estrenó Bandera con el anagrama de la Compañía de Jesús.

En las presidencias no llevan varas sino "portacirios" con una simple vela, que son portados por los hermanos más jóvenes. En el cortejo de esta cofradía van sesenta cruces de penitencia. Una de las cruces penitenciales fue realizada hace muchos años por uno de los hermanos por propia voluntad es muy pesada y está rellena de plomo.

La idea de crear una Cofradía, dentro de la Congregación de la Inmaculada y San Luis Gonzaga, de la Compañía de Jesús, nació a finales de 1934, pero fue en enero de 1941 cuando adquirió verdadera forma.

Tras una reunión entre los Padres Rectores de la Congregación y algunos militantes en los establecimientos de la Compañía de Jesús, se tomó la firme decisión de crear una Asociación penitencial. La idea de fundar esta Cofradía provino del deseo de que hubiera una institución que ofreciera continuos sufragios por todos los Congregantes de la Inmaculada y San Luis Gozaga que habían caído en la guerra civil española de 1936-39. El promotor de la idea fue el Padre Antonio de Víu, de la Compañía de Jesús, que, por entonces, era Director de dicha Congregación.

La primitiva idea de la creación en 1934 encontró muchos inconvenientes. Sus promotores, un grupo de jóvenes jerezanos pertenecientes a la Asociación Cultural Jerezana, que tenía su sede en la calle Hornos y hacía sus cultos religiosos en el Templo de los Remedios, pensaron en la posibilidad de fomentar el culto de algunas de sus imágenes de antigua advocación, como eran las que componían el Misterio del Calvario y que, por aquel entonces, se encontraban al culto en la Capilla de Puerta Real. También se pensó asociar la Hermandad a la de la Yedra, que en aquellos momentos aún no había recibido las líneas vitales que la llevarían a ser una de las más destacadas de Jerez. Estas ideas no tomaron forma precisa y fueron, además, interrumpidas por la guerra civil. Fue tras la guerra cuando las ideas de la creación de la Asociación adquirieron consistencia tenaz. Los fines de sus fundadores, más que modificarse, habían sido completados: el sacrificio heroico de los españoles por España, por la defensa de un patrimonio ideológico que les pertenecía, la gran pérdida de muchas madres, cuyos hijos habían muerto en la guerra, así como la gran esperanza puesta en Dios por parte del hombre, fueron algunos de los puntos que se tuvieron muy en cuenta para la creación y fomento de la institución.

La Hermandad debía moverse y realizarse sobre los principios de: "...un perpetuo sufragio fraternal por los caídos, un homenaje emocionado a las mujeres que los habían entregado y un estímulo acuciante de superación por los existentes...". Todos estos caracteres que la distinguirían se querían introducir dentro del carácter penitencial, de gran arraigo en el pueblo andaluz.

Sus primeras reglas o directrices fueron escritas sobre el reverso de unos talonarios y a lápiz. La constitución de las Reglas finalizó el 25 de enero de 1941. Su aprobación por la autoridad eclesiástica se hizo por decreto del 27 de marzo de 1941. La gran etapa de la Cofradía tiene lugar en este momento, logrando sus miembros que los jerezanos conocieran la existencia de esta Piadosa Hermandad, a la vez que pasaron a desarrollar una amplia labor social, fundando un patronato para la construcción de viviendas en favor de los más necesitados de Jerez, denominado "Patronato San Francisco Javier", existiendo en la actualidad varios bloques de casas construidos y entregados en la ciudad.

Otra de las sobresalientes ideas que se destacarán es el firme y real propósito de abandonar la línea de riqueza de los primitivos cortejos penitenciales, en donde se recreaba más a la riqueza que en sí a la imagen de la Virgen o del conjunto. Así se constituye el paso de la Virgen, en el cual la imagen sobresale por encima de todo. El carácter sería el puramente penitencial entre las cofradías, por ello se intentará dejar al lado lujos, atributos, músicas, honores, distinciones, comodidades, etc.

Al mismo tiempo que se iban concretando ideas y redactando documentos, se perpetraban gestiones para encontrar la imagen titular de la Cofradía. Era deseo de los cofrades que la imagen no estuviera recibiendo culto en aquellos momentos. El problema radica en que exigían unas características nada comunes en nuestras Cofradías.

Uno de los congregantes de la Asociación, Sixto de la Calle, había encontrado en la Iglesia Mayor de la localidad de Tarifa una Dolorosa a la que fotografió y trajo a Jerez, gustando mucho a todos los que tuvieron ocasión de contemplarla. Tanto gustó a los componentes de la Cofradía la talla, que se llegó a un acuerdo de contratar una con las mismas características. Fue encargada al sevillano Carlos de Monteverde Herrera, residente por aquellos años en Madrid. La razón de escoger a este artista era que reunía, en su labor, características puramente clásicas, al imprimir a sus Dolorosas un realismo muy destacado, habiéndose comparado con el genial Salzillo, mezclando ese realismo con una suavidad propia de Pedro de Mesa.

Hay que citar la anécdota de que la imagen fue pagada por los congregantes que aquel año (1941) habían contraído matrimonio y dentro de la imagen se conserva un pergamino con los nombres de los congregantes fallecidos, como muestra de amparo y protección.

La talla de la Virgen fue transportada a Jerez, desde Madrid, en un camión de la firma Palomino & Vergara. Fue acompañada por dos congregantes que tuvieron que ir vestidos de mecánicos, al objeto de adaptarse a las necesidades del transporte. La Dolorosa llegó a Jerez el 4 de abril de 1941, que era Viernes de Dolores, a media tarde. Fue bendecida el Domingo de Ramos por el Obispo Dimisionario de las Islas Carolinas, Santiago López de Rego, S.J. En cuanto a su primera salida procesional, que sería el Lunes Santo, 7 de abril de 1941, la realizó con la ayuda de otras Hermandades, ya que carecía de medios.

El itinerario que siguió en su primer recorrido fue el siguiente: Compañía, San Marcos, Plaza Rafael Rivero, Sevilla, José Antonio Primo de Rivera, Rotonda, Carrera Oficial, Plaza de la Encarnación, Hortas Cáliz, Manuel María González, Plaza Monti, Plaza de los Reyes Católicos, Puerta Real, Calvo Sotelo, Conde Cañete del Pinar, Plaza Carmen Núñez de Villavicencio, Ingeniero González Quijano, Compañía y entrada a su Templo.

El horario que debía seguir era: Salida, 20,30; Rotonda, 21,30; Presidencia, 21,50; Colegial, 22,50 y Entrada a su Templo, 24,00.

De este antiguo recorrido se destacaba el paso por la calle Francos y la entrada en el templo de la Iglesia de San Ignacio.

Desde su creación, mantuvo su sede canónica en la Compañía de Jesús, ya que su funcionamiento estaba relacionado con la Comunidad. El recorrido y horario no sufrió cambios significativos en esos años. Pero al trasladarse la Comunidad a la nueva sede de Madre de Dios, en 1973, también la Hermandad realizó su traslado, cambiando recorrido y horarios totalmente.

En la Semana Santa de 1953 sustituyó las antorchas que portaban sus hermanos por cirios debido a "que las primeras eran de tan deficiente fabricación que sólo desprendían humo espeso e irrespirable".

Hasta 1986, último año en que llegaba al control de la Rotonda en el último lugar del Lunes Santo, la Hermandad salía a las 19,30 ó 19,45 y se recogía a las 00,15. Al año siguiente, pasa a ocupar el penúltimo lugar en el control de la Rotonda, tras la Hermandad de la Candelaria y por delante de la del Cristo de la Viga. Desde ese año de 1987 efectúa su salida sobre las 19,00 horas y su recogida entre las 12 de la noche y las 00,45 horas.

En 1989 cambia el último lugar de paso del Lunes Santo (que por antigüedad le correspondería) con la Hermandad del Cristo de la Viga para evitar problemas en la llegada a la Catedral de esta Hermandad.

En 1991 se celebró el Cincuentenario de la fundación de la Hermandad, cuyos actos fueron programados por una comisión organizadora.

El año 2003 fue la única cofradía que intentó hacer estación de penitencia, aunque debido de recortar el recorrido sin llegar a la Catedral, debido a las inclemencias meteorológicas, que obligó a la Virgen a refugiarse un tiempo en el Convento de San Francisco, para posteriormente regresar a su tiempo por el camino mas corto.

En la Semana Santa de 2012 no terminó de realizar estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral, volviéndose a tu Templo en el camino de ida, debido a las condiciones climatológicas.