PONTIFICIA Y REAL ARCHICOFRADÍA DEL SANTÍSIMO CRISTO DE LA EXPIRACIÓN, MARIA SANTÍSIMA DEL VALLE CORONADA, SAN JUAN EVANGELISTA Y SAN PEDRO GONZÁLEZ TELMO. Tres pasos.
Templo:
Ermita de San Telmo. Sede del Cristo, se levanta divisando la campiña y lo que en otro tiempo fueron las Playas de San Telmo.
Se fundo la ermita de San Pedro González Telmo a finales del siglo XVI y su hermandad la constituían los hombres del mar del Puerto de Jerez, situado en El Portal.
El Papa Sixto V, en el año 1587, le concede a la Hermandad de penitencia y a cuantos visiten su ermita, privilegios e indulgencias. Entre 1606 y 1614 se construye una sacristía, se rehace un tejado y se levanta un campanario cuyo chapitel se recubre de azulejos que han sido sustituidos. En el año 1651 se hace una nueva sacristía y en 1675 se acomete la construcción de una capilla mayor o presbiterio y el retablo al Santísimo Cristo. Posteriormente, en 1783, la capilla fue ampliada.
Destaca en esta ermita el púlpito, bellísima obra del Renacimiento español recargado. Está situado a la derecha de la única nave que forma la iglesia. Es de madera dorada y ornamentación barroca. A la izquierda está situado el altar de San Telmo, del mismo estilo, igualmente que el altar mayor donde son veneradas las imágenes del Santísimo Cristo de la Expiración, Nuestra Señora del Valle y San Juan. (Localización en Google Earth).
Iconografía:
En el primer paso, Cristo Crucificado, en el momento de expirar, recitando el Salmo 21. En el segundo, San Juan Evangelista. En el tercero, Dolorosa bajo palio.
Paso de Misterio:
El Santísimo Cristo de la Expiración, con fama de milagroso, con melena de pelo natural al viento, es obra del artista gaditano Juan Luis Vasallo Parodi, realizada en la primera mitad del siglo XX, siendo bendecida el 26 de marzo de 1950, siendo una copia en madera del anterior, que era de cartón encolado y se había deteriorado. Conserva el actual, al igual que el primitivo, el sudario de tela y la melena de pelo natural. El primitivo se incineró y las cenizas se depositaron en el pecho de la nueva imagen. Esta nueva imagen, la actual que procesiona, conserva todas las características de la antigua, tal como puede comprobarse observando grabados en los que aparece la talla primitiva del Crucificado. El Cristo se bendijo el 26 de marzo de 1950. Si sólo tuviéramos en cuenta las fechas, la imagen del Cristo se debería situar entre las tallas del siglo XX. Pero se ha dicho que esto es muy pueril hacerlo, ya que el Cristo forma parte de la historia jerezana, siendo el reflejo de todo el sentir de un pueblo. Por eso, a este Cristo se le considera un símbolo. El Cristo tiene de significativo, aparte de otros detalles, que la melena es de pelo natural. La cabeza está ladeada a la derecha y hacia arriba, en un instante, bastante forzado, como si estuviera emitiendo el último suspiro, aunque, médicamente hablando, no es acorde la postura de la cabeza con dicho momento de la expiración. Los ojos miran hacia lo alto. La boca la tiene entreabierta. La nariz es pronunciada. El rostro tiene un fuerte prognatismo, acentuándose este defecto por la barba, espesa y aluenga. El cuerpo revela una anatomía atlética y musculosa, robusta y hercúlea. Hay que tener en cuenta el tamaño de este Crucificado, que es de 1,90 metros de altura, rebasando ampliamente la talla media de un hombre. Aquí, siguió Vasallo el modelo arquetípico de los Cristos modernos, tal como se puede observar en otras tallas de épocas cercanas. Así, en el Cristo de la Buena Muerte de Castillo Lastrucci, ya advertíamos esta anatomía poderosa, existe un "modelo" de Cristo contemporáneo, que le representa como un hombre fornido y robusto. Quizás así era más fácil dar la sensación de una figura pletórica, llena de vida aún, a pesar de los tormentos. La corona de espinas es superpuesta, de finas púas. El paño de pureza o sudario es de sencillos pliegues, formando un lazo en la cadera derecha, y muestra claramente la soga o cuerda que taladra la carne. Es un sudario amplia, contrastando este detalle con los que hemos podido observar en Crucificados actuales. Quizás así se deba más la impresión de reciedumbre, ya que todo en este Cristo es monumental. Las rodillas aparecen lastimadas. Del cuello brota un hilo de sangre que recorre a la imagen hasta la cintura. Las potencias que se le han colocado en la cabeza contribuyen a afianzar esa sensación de poderío y señorío que es la característica fundamental que advertimos en este Crucificado. Son de metal repujado y dorado, realizadas en el Taller de Viuda de Villarreal y las estrenó en 1976. Se ha dicho que, cuando Vassallo realizó el torso de esta imagen, fue más fiel a sus conocimientos de anatomía que al modelado que se había comprometido a copiar exactamente. En cualquier caso, esta afirmación no convence, porque la excesiva robustez del Cristo podría haber sido compensada con los conocimientos que el escultor gaditano poseía sobre la anatomía humana, y nunca, salvo por ciertas preferencias de la Hermandad, hubiera copiado servilmente al Cristo primitivo.
La Cruz es una obra de orfebrería de muy buena factura y conservada en muy buenas condiciones. Fue realizada manualmente en plata de Ley, en 1674, siendo obra de Francisco Márquez, natural de Medina Sidonia, tal como evidencian las inscripciones incluidas en el árbol. Presenta forma prismática y aparece decorada por motivos vegetales de resaltado repujado, completados por cartelas en las que se inscriben motivos pasionales además de algunas inscripciones en las que se reproducen palabras de la Pasión. Mide 2,30 metros de altura. Cuatro haces de rayos, ocupan los ángulos que forman los brazos, teniendo el sol y la luna en el anverso y reverso de la cruceta. El título de la cruz está en una espléndida placa de plata de unos 40 centímetros de longitud. Rematan la parte alta y los brazos, tres hermosos lirios. La cruz consta de 19 canutos o tubos de plata poligonales de 6 caras, teniendo unos 45 centímetros, el ruedo de seis lados. De estos tubos, once están en el asta y ocho en los brazos de la cruz.
El primero de los tubos, comenzando por la parte superior del asta y siguiendo perpendicularmente, tiene un medallón con un hombre apoyándose en una cruz y atravesando un torrente muy agitado, y esta inscripción en latín: "Baculo hoc coeleste potitur". Otro medallón, en la parte posterior con la corona de espinas. En el segundo de los tubos, una escala coronada por un crucifijo y estas palabras en latín: "Gradus quo seanditur alther". Posteriormente, tres medallones con la linterna, la trompeta y la bolsa. En el tercero, Isaac cargado con leña y la lectura latina: "Incolunis sibi Fert ipsi dulce pondus". Orígenes al dorso, medallón con la caña y las letras "Ecce Homo". En el 4º aparece: "Esta Cruz la legó en su testamento a este Santísimo Cristo de la Expiración don Alberto Manuel Caballero". Al dorso, tres medallones, dos de ellos con martillos, y el tercero con los tres clavos. En el 5º aparece esta inscripción: "Y se puso por obra de don Cristóbal Clemente Torrijo, cura beneficiado de la iglesia parroquial de San Miguel y por don Manuel Vicente Torrijo, cura teniente de dicha iglesia, los que consagran su corazón al Santísimo Cristo. Año de 1744". Al dorso, medallón con escalera. El 6º tiene cuatro medallones: 1º) cráneo, con dos tibias cruzadas, símbolo de la muerte, 2º) y 3º) tenazas, y 4º) lanza y esponja. El 7º, un árbol con un hombre durmiendo y la inscripción: " Arbor hoce vere raspita viae". Al dorso, medallón con dos dados. En el 8º aparece la encina de Mabré con tres ángeles, al pié, sentados, unos panes y la inscripción: "Sub illius panem angelorum porrectus". Al dorso, tres medallones, con plato, jarro y túnica. En el 9º aparece el arca de Noé sobre las aguas, y la leyenda: "Nostro fillit signa satudis". Al dorso, medallón con manopla. En el 10º hay dos heces de mieses cruzadas y escrito aparece: "Yn crucis forma derivatur ubertas". En el 11º aparecen Adán y Eva, al pie del árbol, y escrito: "Ypse liginum tule notavit". Al dorso, medallón con el gallo sobre la columna y la inscripción en castellano; "Siendo Mayordomo, Antonio Bravo, y Pedro Ximenez y Alonso Blanco, hermanos mayores. Año 1744".
En el brazo derecho de la cruz: en el 1º Judas entregando el bailón a su nuera Thamas y escrito: "Conmissa dolet hoc pignus salutis". Al dorso, un medallón con un libro, con la palabra "Oratio", en él. En el 2º Jacob bendiciendo a sus nietos Manesis y Ejocain y escrito: " Cruz domini Abedublo faciem repadandi". Al dorso, medallón con unas llamas. En el 4º Judas empuñando con la mano derecha un cetro en forma de cruz y, escrito: "En Judas inanferibile Sceptrum". Al dorso, medallón con un cáliz. En el brazo izquierdo aparece lo siguiente: en el primer tubo, Moisés con una vara y, escrito: "Prodijionis mensura in mensurábilis". Al dorso, medallón con la Santa Faz. En el 2º dos figuras de hombres y, entre ellos, aparecen dos serpientes, con la leyenda: "Puis iter reservat proptervis redudit". Al dorso, medallón con piedras. En el 3º, dos hombres, con dos palos, caminando, y la inscripción: "Dóminis astur eludit". Dorso, medallón con una barrena. En el 4º aparece Moisés tirando un leño a las aguas y el letrero que dice: "Amara im maradulcavit". Dorso, medallón con un pan y la palabra "Avemo". En el año 2000, se procedió a la restauración de la Cruz del Santísimo Cristo de la Expiración en los talleres sevillanos de Borrero.
La cruz se fijaba en el paso sobre una base o peana de madera plateada. Desde el año 1992 la peana de la Cruz es de plata de ley, repujada y cincelada por Estudio Orfebrería Triana, de Sevilla. Al pie de la misma tiene un relicario del Lignum Crucis, un trozo de la auténtica Cruz de Cristo.
La vela, lleva bordada un sol y una luna, que hacen referencia al pasaje evangélico que habla del eclipse. Es una vela nueva, bordada por Carrasquilla, por ambos lados y de malla para que se pueda ver el Cristo por detrás, cosa que era imposible con la anterior. Para muchos la vela es un exvoto, para otros es una reminiscencia de cuando el Crucificado iba portado por una persona en las primeras estaciones de penitencia. E incluso se ha llegado a pensar que sea el símbolo del Antiguo Testamento y la imagen, del Nuevo. Es un paño triangular que pende de los brazos de la cruz; el vértice hacia abajo, se fija casi en la base de ésta a la misma altura que los pies de la imagen. Parece ser que el Cristo ha tenido cuatro velas. La anterior a la actual, la tercera, estaba bordada en realce con hilos de oro sobre terciopelo rojo muy oscuro. En todo el perímetro se repetía un sólo tema: macollas de hojas de acanto, con dos alturas distintas que se alternaban; en el centro de la vela, debajo de los brazos de la imagen, el sol y la luna. No se sabe nada de cuándo se hizo. En un grabado muy interesante de 1815, en la vela está el sol, la luna y los bordados de la orla, que parecen de estilo rocalla. Puede que esta sea la segunda vela que tuvo el Cristo, aunque en el grabado se ve perfectamente que la imagen está en la cruz de plata, y la cartela del INRI queda representada con tanta libertad que no parece la misma cruz. La tercera vela estuvo procesionando hasta 1951. En el 1952 se estrenó la actual, y desde el 6 de Noviembre de 1994 lleva prendida la Medalla de Oro de la Ciudad. Aún se pueden apreciar los bordados de la anterior en el Simpecado de la Hermandad.
Lutgardo Pinto Ruiz, padre de Francisco Pinto Berraquero, que nace en Tarifa en el año 1896 y llega a Jerez cuando tenía 4 años, muriendo en nuestra ciudad en 1975, fue el que realizó este paso, en cedro y en su color natural, en el año 1937. Llaman poderosamente la atención en este paso los candelabros que, como iluminación, utiliza. La Hermandad los suele exornar con unas pequeñas ramas verdes que le dan una gracia peculiar. Estos candelabros fueron ideados por José Esteve Guerrero y se realizaron en los talleres de José Cano y cuentan con la particularidad de ser de hierro forjado, a diferencia de la gran mayoría. Se decoran con hojas de parra del mismo material. En principio se hicieron con carácter provisional para procesionar un año o a lo sumo dos, pero cuando se hicieron los nuevos de plata de los cuales sólo se hicieron dos, que se tuvo ocasión de verlo en la salida extraordinaria que realizó la Hermandad con motivo de su cuatrocientos aniversario a la parroquia de San Miguel, no llegaron a cuajar, manteniéndose definitivamente los provisionales debido a su mucha personalidad. El juego de luces es de 86 guardabrisas en este paso. El paso en sí consta tan sólo de una canastilla, pues al ser cargado por fuera no lleva respiraderos. Como hemos dicho es de cedro y terminado en su color. En el centro de cada lado y en las cuatro esquinas hay unas hermosas cartelas que decoran la canastilla y hacen de crestería. En 1991, se retocó incrementando en altura la canastilla y cambiado las esquinas que ahora llevan cuatro evangelistas en bajorrelieve, en plata de ley, y el frontal, trasera y laterales, donde llevan cartelas, que contienen escudos y atributos de la pasión y en la trasera el escudo de Jerez, éstas en alpaca plateada, trabajo realizado en los talleres de Orfebrería Triana, de la capital hispalense en el año 1991. Los adornos de la parte superior están tallados al aire. Las dimensiones del mismo son de 232 cms. de ancho por 348 de largo.
Paso de San Juan:
Entre el paso de Misterio y el de palio, aparece la imagen procesional de San Juan Evangelista que, al igual que en la otra representación del mismo en la Semana Santa de Jerez, en la Hermandad de Jesús Nazareno, porta una palma en una mano izquierda, mientras que con la derecha señala a la Virgen el camino que ha de recorrer en pos de Cristo. Es una talla anónima, fechable en los primeros años del siglo XIX. Ha sido restaurada varias veces, por lo que es muy difícil emitir un juicio acerca de cómo fue originalmente. Es popularísimo, conocido como "Juanillo". Es talla de tamaño natural y de vestir. Lleva aureola en plata de ley y túnica verde con bordados por el filo y las bocamangas, y mantolín, rojo con bordados que fueron hechos en el Beaterio a principios de este siglo. Túnica y mantolín fueron restaurados en el año 2005.
El paso, ejecutado en 1966 por Manuel Guzmán Bejarano en pino de Flandes, fue estructurado para ser cargado por fuera, por lo que carece de respiraderos. Cuatro candelabros de cinco luces cada uno en las esquinas se utilizan en este paso para la iluminación. No está dorado sino que es del color que vulgarmente se llama de "madera", estando ésta teñida y barnizada, sin que esta característica desmerezca en nada el conjunto. Al año siguiente de colocarle al paso de Cristo los apliques de orfebrería, también le pusieron al paso del "Juanillo" algunos adornos de plata cofradiera. Este paso también va cargado por fuera, y serán los jóvenes de la Hermandad los que carguen con él; sólo cuando sean hombres con experiencia podrán llevar sobre sus hombros al Cristo.
Paso de Palio:
En el paso de palio procesiona María Santísima del Valle, que es la única imagen de talla completa que procesiona en la Semana Santa de Jerez. No se sabe quién fue su autor, ya que no se ha encontrado documentación a este respecto. Pero, al indagar en los datos históricos de la Hermandad, se puede asegurar que estamos ante una obra que, en sus inicios, fue barroca y que ya existía a principios del siglo XVII.
La primitiva imagen de Santa María del Valle era de candelero, de tamaño algo menos que el natural y de rostro pequeño. A principios de los años 40, Ramón Chaveli convirtió la imagen de candelero en una talla de vestir, labró un cuerpo más grande y le puso ojos de cristal. Diez años después, Juan de Brito le retocó el rostro. Por último, en 1982, el sevillano Francisco Buiza Fernández eliminó todas las capas de pintura y encarnó nuevamente la imagen, falleciendo poco tiempo después de este trabajo.
Hoy día, tras tantas restauraciones, podemos contemplar en la Virgen del Valle a una Dolorosa bellísima, de rostro moreno y pequeño, de forma ovalada e intensa expresión de dolor, casi infantil, en su rictus, suavizada por la delicadeza de las facciones. Se trata de una Virgen joven, no niña, pero sí idealizada. Las manos son de una gran exquisitez en el modelado, revelando la gubia de un gran artista. Su advocación procede del rezo de la Salve, por cuanto los hijos de Eva acuden a Ella, gimiendo y llorando en este penoso "valle" de lágrimas.
La corona que se confeccionó para la Coronación Canónica de la Santísima Virgen del Valle fue realizada en los talleres de Orfebrería Triana, propiedad de los maestros orfebres D. Juan Borrero Campos y su hijo, D. Juan Borrero León, en el año 2008, sobre oro fino de ley de 22 quilates. Presenta ráfaga trabajada a dos caras. Canasto e imperiales repujados y cincelados de estilo barroco. Lleva doce estrellas de quince puntas colocadas sobre los extremos de los doce rayos lisos y biselados de la ráfaga donde tambien lleva seis imágenes pequeñitas de angelotes-niños. Junto a la Cruz que la remata, van dos tallos o ramilletes de azucenas. En el centro y en la parte superior de la ráfaga luce un Orbe de marfil y oro, siendo rodeado por un meridiano de rubíes. Debajo del citado Orbe se presenta un Baldaquino con una pequeña crestería y dentro del mismo va un regio Ostensorio. Los seis imperiales que van sobre el canasto se caracterizan por la fuerza de sus tallas. El canasto lleva seis óvalos, tres en la parte delantera donde están representadas las Virtudes Teologales (Fé, esperanza y caridad) y tres en la parte trasera, que son los escudos y heráldicas de Su Santidad el Papa Benedicto XVI (pontifice reinante cuando fue coronada), el del Obispo de la Diocésis de Asidonia-Jerez D. Juan del Río Martín (Obispo que la coronó) y el de la ciudad de Jerez. También lleva seis ramilletes con jarras y flores en el canasto, de forma cilíndrica ricamente decorado, cincelado y repujado.
La anterior corona de salida de la Virgen es obra de Juan Borrero, de los Talleres de Orfebrería Triana, del año 1985. Es de plata sobredorada. Es corona cerrada con el canasto dividido en seis partes por unos balaustres con remates flamígeros. De estos balaustres salen hojas de acanto, muy curvadas, que enmarcan unas ménsulas donde se sientan ángeles; el ángel es el motivo principal de cada parte. Los imperiales son muy anchos y con el canasto forman una masa que contrasta bastante con la ráfaga. La ráfaga está trabajada a dos caras, y pese a ello es delicada, muy transparente y descansa sobre los imperiales. La remata una cruz. La cruz y las estrellas son de filigranas, y más parecen obra de cordobeses que de sevillanos. Se estrenó en el año 1986 y fue restaurada en el año 2008.
El bordado del manto, en oro y realce combinado con hilos de sedas de colores, es obra de Carrasquilla, del año 1968, sobre terciopelo granate. Tiene una orla de macollas de hojas de acanto y flores, sobre un fondo de malla. Y una segunda orla, estrecha y curvilínea, que es la que de verdad enmarca todo el conjunto. La composición es simétrica con elementos muy clásicos, que se completan con flores y hojas que forman calles como en otras composiciones de este taller. En todas las flores el oro queda matizado por las sedas de colores, y el rojo del terciopelo por finísimas espirales que aparecen por todas partes. La imagen es conocida desde hace años por "la flamenca del manto rojo", ocurrencia feliz del poeta Antonio Gallardo Molina.
La saya de la Virgen, de Esperanza Elena Caro, de tisú de plata con bordados en oro y sedas de colores. Los bordados son de una saya antigua y fueron pasados al nuevo tisú en el año 1975. Posee un gran manto bordado, de terciopelo rojo, donado por la reina Isabel II. La toca de sobremanto es obra del taller de Rocío Borrero, de Sevilla. Es de malla de hilos de oro con bordados del mismo material y sedas de colores. Son de marfil unas cabecitas de ángeles que completan la composición. Se estrenó en el año 1989. En el año 2009, estrenó una saya bordada en oro para su Coronación Canónica, realizada por Fernando Calderón. Asimismo, ese mismo año, este bordador restauró la saya asimétrica. En el año 2010 estrenó un conjunto de saya y manto de vistas negro, bordado en oro fino, por Herederos Esperanza Elena Caro.
La orfebrería se ha repartido entre los talleres de Villarreal, Juan Borrero y Francisco Fernández. Los respiraderos del paso son de 1985, obra de Juan Borrero realizada en el Estudio Orfebrería Triana. Nos recuerdan a los que se hicieron en el Taller de viuda de Villarreal para el paso de la Amargura (1968) y para el de las Viñas (1975). Cambia un poco el dibujo de las hojas de acanto; ahora en los medallones están representados los Apóstoles, sólo el busto; y en la gran hornacina, vemos a la Inmaculada Concepción, que también es de busto redondo y policromada. También aquí, sobre la capilla, hay dos angelotes, vestidos, y nos muestran el escudo de la Hermandad, que está dorado. Los respiraderos se estrenaron en la Semana Santa de 1986. Los anteriores respiraderos eran obra del jerezano Manuel Rodríguez Pérez. En el llamador, de plata, figura una barca con la inscripción "Virgen del Valle" y tres marineros: mientras dos de ellos tiran de la barca, el otro echa las redes que va recogiendo; dos de ellos llevan "la molía”. Es de plata de ley, fue repujado por Estudio Orfebrería Triana y estrenado en el año 1992. Los borlones de la manigueta de los talleres Triana de Sevilla también se realizaron en 1991. La candelería, del año 1985, también se hizo en Estudio Orfebrería Triana, tiene 86 puntos de luz, colocada en ocho filas, y parte de ella fue restaurada en el 2001 en la misma orfebrería Triana. Es de alpaca plateada y repujada. Las jarras son seis grandes, dos medianas y ocho pequeñas. Están totalmente repujadas; las panzas tienen un estrangulamiento casi en el arranque, lo cual les da un perfil muy elegante. En el frente tienen, en huecorrelieve, el escudo de la Hermandad y casi de bulto redondo, la cabeza de un angelito. La peana fue repujada también por Estudio Orfebrería Triana. Es de alpaca plateada; tiene el perfil cóncavo, las esquinas en chaflán con un angelito, desnudo y tenante, en cada una, y una enorme cartela, muy bien compuesta y repujada que tiene muchísimo relieve; parte del fondo está abujardado y en su interior tiene un medallón ovalado con el escudo de la Hermandad, dorado y en mediorrelieve. Sobre la peana y delante de la Virgen hay dos angelitos, sentados y portando un candelero que se remata con una tulipa. Se estrenó en el año 1984.
Los candelabros de cola fueron realizados en los talleres de la Viuda de Villarreal en 1991 y constan de 24 puntos de luz. Son de alpaca plateada. La base es un prisma de sección triangular. Cada cara es una capilla rematada por un arco de medio punto. La cara exterior, de cada base, tiene una imagen; en una el Sagrado Corazón de Jesús, en la otra, San Telmo. Sobre la base hay un jarrón y de entre las flores salen los brazos del candelabro. En el 2001 se restauraron las coronitas de las tulipas de los candelabros de cola. Obra de Manuel Rodríguez Pérez, del año 1956, son los varales del paso. La base es una capilla de planta cuadrada; en cada cara, un par de columna soportan un entablamento, sobre él descansa un frontón curvilíneo. En cada cara hay una hornacina, y en la hornacina de la cara exterior, una imagen en medio relieve. De las esquinas del basamento salen unos roleos que hacen de arbotantes de los tubos. La base está bien compuesta, dibujada y repujada. Ahora bien, los tubos son únicos y geniales: los tramos son cortos, están estrangulados muchas veces, y unidos por innumerables nudos; el único tubo largo está recubierto por unas altísimas hojas de acanto. Cada pieza, cada milímetro, está repujada con infinita paciencia, buen gusto y cargada de símbolos y alegorías. La macolla central tiene el perfil de un vaso clásico, con unas asas al aire y en el frente una cabeza de angelito valientemente repujada. Los varales se rematan con perillas. Fueron restaurados por el Taller de Viuda de Villarreal en el año 1977 y se acortaron en 30 centímetros para hacer menos difícil la salida procesional.
El palio fue bordado por Carrasquilla en el año 1962. En el centro del techo hay un enorme óvalo formado por muchísimos y afilados rayos; una estrella está en el extremo de muchos de estos rayos. En el centro del óvalo, en mediorrelieve, se representa la Asunción de la Virgen; el grupo está policromado y es una copia del que hay en el monumento que nuestra ciudad levantó en honor de este dogma mariano. Alrededor del óvalo hay unas macollas de trazos muy finos, hojas de acanto y múltiples zarcillos. Estos motivos se repiten por los bordes del techo y en las cuatro esquinas, y de esta manera, queda todo el techo bordado. En el 2001, se procedió a la restauración de la Gloria del techo del paso de Palio, policromada y dorada.
Las caídas son de estilo sevillano y tienen más personalidad. Por el interior los trazos son mas gruesos, las hojas de acanto más profusas y el conjunto es mucho más rico. Las caras exteriores son lo mejor de todo. La composición está pensada para ocupar los espacios de entrevarales y el eje lo ocupa un cesto o un jarrón con flores; alrededor del tema principal hay unas gruesas hojas de acanto, anchos roleos que, contrapuestos a los de la composición contigua, forman un nuevo tema y parece que la composición es continua. En 1992 fueron sustituidos los flecos que pendían de las caídas del palio por bellotas.
En 1995 se estrenaron los bordados de los faldones laterales y trasero del paso por José Guillermo Carrasquilla, con cartelas bordadas en seda, sin hilo de oro (como se hacía antiguamente), las carnes de marfil y las orfebrerías de los mismos por Juan Borrero en Sevilla. En uno de los laterales se ve la cartela de la Coronación de la Virgen y en el otro lleva las tres virtudes teologales (Fe, Esperanza y Caridad). Con esto se completa el bordado de los faldones empezado hace algunos años con el delantero donde va bordado un escudo compuesto por las siguientes piezas: dos óvalos (en el primero está una barca con tres cruces que salen de su interior: esto constituyó siempre el escudo de la Hermandad; en el segundo, el escudo de España). Sobre los dos óvalos hay una tiara; por los lados se ven los paletones y las anillas de dos llaves que se cruzan por detrás de ella. Todo queda rodeado por el collar del Toisón de Oro; sobre la parte superior del collar hay una corona real. Los esmaltes y los metales quedan representados por hilos de oro y sedas de colores. Los faldones terminan con una cenefa curvilínea bordada con hilos de oro. En el 2000 se restauró la parihuela del paso y en el año 2009, con motivo de la Coronación canónica de la imagen fue restaurado el paso completo.
Marchas procesionales dedicadas:
"Cristo de la Expiración” , de Germán Álvarez Beigbeder, compuesta en 1921, "Virgen del Valle" , del mismo compositor, "Reina del Valle" y "Gitana del Valle Coronada" , de Justo M. Jiménez Fábregas, "Expiración, Lamento gitano", de Manuel Herrera Raya, "Valle de San Telmo" , de Manuel Fernández "Parrilla de Jerez" y arreglos de Ángel Alcaide, "Ángeles del Valle" y "Coronación del Valle" , de Francisco Orellana Gómez, "Cristo de los Gitanos" , de Daniel Chamorro Izquierdo, "Valle, Reina de Jerez" , de José David Guillen Monge, "Flamenca y Reina" , de Pedro M. Bustillos Cordero,
"Reina de San Telmo Coronada" , de Francisco M. López López y Moises Gandolfo Sánchez, "Madre del Valle Coronada", de Abel Moreno Gómez, "Capilla Musical", de Fernando Águilas Macias, el "Himno de la Coronación de la Virgen del Valle Coronada" , con letra de Antonio Gallardo Molina, José Luis Zarzana Palma y Enrique Victor de Mora Quirós, música de Paco Cepero y arreglo e instrumentación de Justo M. Jiménez Fábregas y las canciones y coplas "Barquero" , de José Gálvez del Valle
Tiempo de paso de la cofradía:
Tarda en pasar unos 40 minutos.
Hermanos y nazarenos:
Cuenta con unos 1650 hermanos aproximadamente y procesionan unos 450. Según el recuento de nazarenos de Daniel Carretero procesionaron en 2012, 444 nazarenos, en 2011, 342 nazarenos; en 2010, 298 nazarenos y en 2009, 350 nazarenos. Según el programa guía de la Semana Santa de 1989 que editó el Consejo Directivo de la Unión de Hermandades, procesionaron entonces 325 nazarenos.
Túnica:
En el año 2011 se estrenaron nuevas túnicas para los nazarenos de terciopelo negro sustituyendo a las de raso negro. Toca egipcia para los hermanos cargadores de color negra, con un pañuelo de seda con el escudo de la Hermandad que era donde se apoyaban los hombros para cargar antiguamente. Data esta túnica del siglo XVIII.
Escudo:
Esta cofradía, de probada antigüedad y con claros principios gremiales, forma el escudo con un conjunto de elementos que condensan siglos de historia y acontecimientos.
En su parte central, un barco, donde se sitúan tres cruces en cubierta, siendo la del centro más alta, muestra original de su vinculación con el gremio de los barqueros.
En la parte superior, sobre dicha cruz central y superando todo el conjunto, destaca el Emblema Pontificio, formado por una tiara que tiene de fondo dos llaves, representando el título de “Pontificia” que ostenta la Hermandad. Es propio del Emblema del Sumo Pontífice, las dos llaves cruzadas (al estilo de la Cruz de San Andrés), símbolo del poder dado por Cristo a San Pedro, apareciendo junto a una tiara de plata con tres coronas de oro, que representa los tres poderes del Sumo Pontífice: orden sagrado, jurisdicción y magisterio.
En la parte inferior, debajo de la quilla del barco, la Corona Real rodeada del Toisón de Oro, representando el título de “Real” recibido por la Hermandad. Dicha Corona consiste en un círculo de oro, enriquecido de piedras preciosas, realzado de ocho florones, interpolados con ocho pequeñas puntas adornadas; cerrada por arriba con ocho diademas de oro cargadas de perlas, unidas en el centro superior, y cimadas de un globo, centrado y cruzado de una cruz lisa de oro. Circundando la corona aparece el Toisón de oro, que está formado por una cadena de oro del que pende un cordero o vellocino también de oro, el cual fue símbolo de los caballeros de la orden de caballería del mismo nombre, que nació para defender a la religión católica, pero que a través de la historia a pasado exclusivamente a la Casa Real Española, siendo signo del carácter real de la corporación, al igual que la Corona Real.
Por último, cerrando el conjunto, se desprende la ínfula de la tiara papal a modo de una filacteria, una cinta a modo de orla, que se entrelaza entre sí, conteniendo el título oficial de la Hermandad.
Color de los cirios:
Blancos.
Altar de Insignias:
Cruz de Guía, plana, de caoba con incrustaciones de naranjo y ébano a lo largo de todas sus aristas; resplandor, cantoneras y medallones con atributos de la Pasión en plata cofradiera (medidas: 260 x 164 cm y sección de 80 x 40 mm), desconociéndose el autor y fecha de realización, siendo acompañada de cuatro faroles guía, de plata de ley, cincelados y repujados en el Taller de Orfebrería Triana en el año 1994; Senatus, de latón plateado y dorado y asta rematada por un águila, obra de Villarreal de los años 60, acompañado de dos bocinas, de plata cofradiera, totalmente cinceladas, cuyos paños de terciopelo rojo tiene pasado unos bordados antiguos de una saya de la Virgen, quizás de finales del siglo XVIII. Todo se hizo en la década de los cincuenta; Banderín Conmemorativo de la entrega al Cristo de la Medalla de Oro de la Ciudad; hecho ocurrido en noviembre de 1999, y siendo estrenado en la Semana Santa del año 2000; Bandera del Señor, con pabellón negro y cruces en color rojo. Libro de Reglas, de tapas forradas de terciopelo color rojo, tiene las cantoneras, dos broches y el escudo de la Hermandad de plata cofradiera. lstandarte del Cristo. En terciopelo negro con bordados en oro fino realizados por Manuela Martínez en Jerez en 1967. El asta es de plata cofradiera rematada por una imagen del Cristo. Figuran en la presidencia del paso del Cristo un cofrade de la Hermandad de la Yedra y otro de la Cofradía de la Coronación de Espinas, con las que está hermanada esta Cofradía. Cuatro ciriales del cortejo del Cristo, de plata de ley, con astas lisas, que fueron restaurados y dorados en el 2001.
En el Cortejo de San Juan, Banderín de la Juventud bordado por Ildefonso Jiménez en 1998.
En el cortejo de palio, Simpecado, largo de tamaño y terciopelo azul marino, con los bordados, de oro fino, de la primitiva vela del Cristo, del siglo XVIII, que fueron pasados aquí con mucho acierto, e imagen de la Inmaculada de madera policromada. El asta, repujada y rematada con el anagrama deñaría. Todo se realizó a principios de los años sesenta, va acompañado por dos faroles de plata cofradiera del taller de Villarreal del año 1966. Bandera Concepcionista, de raso celeste, bordada en oro fino y sedas de colores. Lo bordado en oro por Carrasquilla, lo bordado en sedas de colores por las Esclavas del Santísimo en 1994. El asta es de plata cofradiera, cincelada y rematada por el anagrama de María. Bandera Mater Dolorosa, bordado por José Antonio Cachero en 1998. Banderín Asuncionista. Estandarte de la Hermandad, en cuyo escudo se encuentra una barca y sobre ella tres cruces, que nos recuerda los orígenes de la Hermandad, bordado sobre terciopelo negro. Dos bocinas de plata cofradiera, totalmente cinceladas, cuyos paños de terciopelo rojo tiene pasado unos bordados antiguos de una saya de la Virgen, quizás de finales del siglo XVIII. Todo se hizo en la década de los cincuenta. Ropón de pertiguero para el paso de palio, de terciopelo rojo y granate, con galones de oro. Se completa con una gola y una cadena de plata cofradiera, de la cadena pende un medallón con el escudo de la Hermandad, que cae sobre el pecho y un borlón que queda sobre la espalda. Seis ciriales para el cortejo del paso de palio de plata cofradiera repujados y cincelados por Villarreal en 1965.
Además posee 16 dalmáticas, de color morado y adornos de brocado de oro, 45 insignias de diversos modelos, repujadas, de latón plateado o dorado para las presidencias de los pasos y de plata cofradiera con varas lisas para acompañar los atributos y estandartes. Así como navetas e incensarios.
Referencia histórica:
El "Cristo de Jerez" cuenta con una gran tradición en la ciudad. En los extramuros de Jerez perteneciente a la collación de San Miguel, en el 1400 había una calle denominada Oliva por vivir en ella el artesano Juan de Oliva, el que daría origen a su nombre, situada ésta junto a un barranco y una explanada que lindaba con la del Salto de la Cruz, actualmente llamada Cruz Vieja. Al pie de este barranco había una pequeña ermita donde los pescadores y barqueros jerezanos antes de salir a faenar rezaban y se encomendaban a su patrón, el dominico San Pedro González Telmo, nombre por el cual hoy se le llama Ermita de San Telmo.
La constante devoción que estos hombres de la mar les tenían a su patrón, dio lugar a que en 1406 se fundara en esta ermita, una cofradía gremial de barqueros y pescadores, la cual sale en procesión sobre andas con la imagen de San Pedro Telmo, cuya imagen es portada en andas por sus cofrades en la procesión del Corpus Christi de 1420.
La Cofradía amparada en la buena marcha de sus hermanos, fundan una Hermandad de penitencia y la titular Santa María del Valle, nombre que se le da a esta Virgen por ser venerada también en esta ermita, y toma su nombre por estar asentada en lo alto de un pequeño valle, cuya marisma lindaba con El Portal. Y junto al pie del Río Guadalete había un pequeño embarcadero, al cual se dirigían los hombres que faenaban en la mar.
Aunque existen datos dispares sobre el alumbramiento o la existencia de esta Cofradía en los finales del siglo XV, se puede asegurar que su origen con el primitivo de San Telmo se realizó por el Gremio de los barqueros en 1575, en que lo comunican al Cabildo de la ciudad, ante la petición de unas tierras en extramuros para la construcción de sus recintos. Es una de las pocas que, en sus comienzos, poseyó verdadero carácter gremial, ya que fue fomentada por el Gremio de barqueros del Guadalete y en su fundación intervinieron solamente personas de esta profesión. En los años finales del siglo XVI se añadió al primitivo nombre el del Cristo de la Expiración, debido a la gran devoción que, desde tiempo atrás, se extendió por todos los contornos, gracias a la popularidad milagrosa de la sagrada imagen. La Cofradía progresó a lo largo de los años. El 10 de junio de 1586 se aprobaron sus reglas, pero con anterioridad había obtenido un rescripto pontificio, donado por el Papa Sixto V en la ciudad de Frascati, en junio de 1578, y por el cual se concedían numerosas indulgencias a la imagen de la Virgen del Valle que se encontraba en sus instalaciones. De este documento existe copia que se conserva en la sacristía del templo. En 1634 la Virgen del Valle sale en procesión por primera vez en andas y bajo palio; obra del artífice sevillano Pedro Ramírez. Prueba del gran progreso que adquirió, tras la construcción de sus locales, fue la donación de la gran Cruz de plata del Cristo, por testamento de Alberto Manuel Caballero, fallecido el 6 de marzo de 1743, según consta en la inscripción que en ella existe, siendo enterrado en San Miguel, aunque hoy sus restos mortales ya descansan en la Ermita de San Telmo. (La mencionada inscripción dice textualmente: "Y se puso por obra de Don Xristóbal Clemente Torrijos, Cura Be. e la Igle. Parro. del Sr. San M. y por don Manuel Vicente Torrijos, Cura teniente de dicha igle. los q. consagraron su Corazón al S.S. Xrispto. Año 1744. Esta Cruz la legó en su testamento a este S.S. Xrispto de la Expir. Don Alberto Manuel Cavallero". Posteriormente, bajo esta inscripción, existe otra que dice: "Ciendo Mdomo. Antonio Brabo y P. Ximénez y Alfonso Franco, Hermanos mayores. Año de 1744"). Durante la invasión francesa fue pintada de verde para que no fuese rapiñada por las tropas invasoras.
No se puede olvidar el carácter gremial de esta Cofradía. Son muchos los antiquísimos rasgos que así la definen. Hasta su Ermita los conserva, llevando por cúspide una antiquísima veleta que marca, al compás del viento, los movimientos de un pequeño velero.
La talla primitiva del Cristo de la Expiración tiene una historia interesante. Según cuenta la tradición, en 1590 llegaron al Convento de Madre de Dios monjas Clarisas religiosas de la misma Orden y procedentes de un convento de Gibraltar. Entre las pocas pertenencias que transportaban a Jerez, una joya: la imagen de un Cristo crucificado de buen perfil, de tamaño natural, expirando y con fama de milagroso, pero realizado en un material no muy noble. Su llegada coincidió con una larga sequía que calcinaba la campiña jerezana. El Cristo de la Expiración fue sacado en rogativas. El milagro fue tan rápido y contundente que la procesión no pudo volver al Convento de Madre de Dios, teniendo que refugiarse en la Ermita de San Telmo. Se celebró un triduo en acción de gracias y, a petición del pueblo, autoridades y dominicos, la imagen del Cristo quedó para siempre allí. En 1605 era ya titular de la hermandad de penitencia denominada del Sto. Cristo de la Expiración y Sta. María del Valle, que existía en dicha ermita. Hasta entonces, la hermandad sólo tuvo a Santa María del Valle por única titular. Desde entonces, entre los jerezanos, el Cristo de la Expiración es "El Cristo" y, al igual que sucede con El Nazareno (de San Juan de Letrán), no hacen falta más palabras para que se nos entienda.
Los barqueros daban culto a su patrono en la ermita y ofrecían una parte de las ganancias de su lucha con la mar al culto del Crucificado y para mantenimiento del culto a su venerado patrono de San Telmo. Pero, como quiera que unos barqueros (dos hermanos) no hacían ofrendas ni eran fervorosos, sucedió lo que se puede relatar por haber sido contrastado por numerosas vías de la tradición: Estando saliendo a alta mar desde las playas de San Telmo, es decir, saliendo por la desembocadura del río Guadalete hacia la Bahía, se desencadenó un gran viento y grandes olas agitaban la pequeña embarcación que estuvo a punto de zozobrar.
Llegado el momento del peligro inminente de sucumbir se acordaron estos toscos pescadores del santo patrón de su ermita y se encomendaron a él y a la imagen del Santísimo Cristo de la Expiración. En aquel momento, cuenta la tradición, se les apareció como colgado en la vela crujiente la imagen del Santísimo Cristo y consiguieron salir de aquella especie de galerna, dada la pequeñez de su barca. Arrepentidos por su tozudez y enfervorizados por el hecho ofrecieron a la imagen del Santísimo Cristo la vela de su barca que la colocaron detrás de la Cruz (que entonces era de madera) y, con el correr de los tiempos ha quedado simulada en la que lleva actualmente el Santísimo Cristo de la Expiración, de malla bordada con la Luna y la Rosa de los Vientos.
Por aquellos tiempos iban en procesión con el Cristo hermanas que iban con túnicas y capuz negros acompañando la venerada imagen, cada año, formando un largo cortejo en dos filas y portando faroles al estilo de los del Nazareno; eran las "hermanas del Cristo" y alumbraban en su caminar, expirando por las calles de Jerez acompañadas por algunas otras penitentes más que habían salido acompañando a Jesús Nazareno y que con sus túnicas moradas y cíngulos amarillos se unían al cortejo. Ya en esta ocasión no iban entrelazados los cordones, como suelen hacerlo las "hermanas de Jesús" durante la madrugada del Viernes Santo. Las hermanas acompañaban a los hermanos del Cristo que iban ataviados con la túnica negra plisada y un tocado con "escarolados" haciendo complicados dibujos en la caída del tocado o capuz egipcio, que barnizaban y endurecían, tratándolos con cola o con barnices por lo que se decía que los "alquitranaban" (al ser negro brillantes) y en algunos casos se le solía decir "el bacalao". Destacaba y destaca todavía en los hermanos del Cristo de la Expiración el pañuelo blanco de seda con encajes dorados con el escudo de la Hermandad (la barca y las cruces), puesto al cinturón ancho que solía ser, como algunas partes de la túnica, de terciopelo negro.
Antes de la salida de la procesión, varios hermanos limosneros del Cristo pasaban por las calles de su recorrido pidiendo limosna para sus titulares. En el año 1668 recogieron los limosneros la muy importante cantidad de 525 reales, de los cuales 16 se ofrecieron al Presbítero Alonso Jiménez para la celebración de 8 misas. Al llegar este cortejo a los alrededores de la cárcel, en la Capilla de Belén, le cantaban a las veneradas imágenes los presos y solían amnistiarse un recluso que después acompañaba la procesión hasta la Ermita. Esto lo reflejó Padre Luis Coloma en su obra "Juan Miseria".
En 1623 Diego Pérez, hermano mayor de la Cofradía, propone al Consejo de la misma que se mande instancia al Ayuntamiento para que este le concediera terrenos para la ampliación del altar mayor, siendo concedido por el mismo. Asimismo en 1726, el mayordomo D. Agustín Fuentes solicita al Cabildo algunos arreglos por el estado ruinoso en el que se encontraba la ermita, y reconociéndose el valor devocional de sus hermanos y los hechos históricos de la Ermita y del Cristo, el Ayuntamiento, no sólo concede los permisos solicitados, sino que aporta también los materiales necesarios para la realización de las obras, que consistían en vaciar sobre el barranco, un centenar de carretadas de piedras para fortalecer el muro donde se encontraba ubicada la Ermita.
En 1773, debido al trágico terremoto que asoló nuestra ciudad, el Cristo fue llevado en sus andas hasta la entonces Iglesia Colegial a petición del pueblo.
En 1783 se presenta al Ayuntamiento un Memorial firmado por su mayordomo D. Antonio González, en el cual se solicitaba construir un camerino con más decoro para la imagen del Cristo, tanto era ya el culto que éste recibía, que el Ayuntamiento le concede nuevamente terrenos a espalda de su capilla.
Son muchos los objetos que aún posee y que nos dan viva muestra del esplendor alcanzado en legendarios tiempos; entre ellos destacaremos una campanilla de plata del año 1749 y una demanda del mismo metal realizada en 1782 (como consta en sendas inscripciones); sobresaliendo de una manera especial un antiquísimo púlpito, tallado por el gran "Maestro de Segovia", realizado en los finales del siglo XV.
El siglo XIX, fue trágicamente desolador para la vida y el sostenimiento de las hermandades y cofradías jerezanas, dado los momentos políticos que en este siglo padecía la ciudad con motivo de la Revolución Francesa. Por lo que muchas órdenes religiosas tuvieron que abandonar sus iglesias y conventos, por las graves consecuencias que éstos corrían al ser destruidos y tomados por las tropas francesas, para convertirlos en casas cuarteles y depósitos de armamentos. Esto hizo que algunas de las hermandades y cofradías se quedaran sin sede y se refugiasen en la iglesia de San Agustín, volviendo el Cristo a su Ermita en el año 1870.
Tanta era ya la arbitrariedad que cometía el ejército napoleónico, que los hermanos deciden pintar la cruz del Cristo para que éstos creyesen que era de madera, truco que felizmente les valió para que esta hermosa cruz quedara en la Ermita.
En 1830, la hermandad presentaba un estado de abandono total, debido al poco interés que sus dirigentes le prestaban a la misma. Al reconocer el Ayuntamiento dichas anomalías, se hace cargo de todas sus pertenencias, disolviéndose así del todo la Hermandad y la Cofradía del Cristo de la Expiración.
Por acuerdo municipal del día 6 de noviembre de 1854 se le dio a la antigua calle Oliva el nombre de San Telmo, nombre que tomó de su antiguo patrón; calle que siendo alcalde Don Juan del Junco, la titula Plaza del Cristo de la Expiración.
En 1856, D. Salvador Pérez en compañía de un grupo de simpatizantes, escriben al Ayuntamiento pidiendo que ya que no existe tal Hermandad, se les conceda la reorganización de la misma, así como el cuidado en todos sus aspectos. Decretando la Alcaldía poner al frente de la Hermandad al solicitante, obligando al capellán que tenía guardadas todas sus pertenencias, y tras negarse éste, se vio obligado a entregar sus ornamentos, alhajas e imágenes. Así que hasta el año 1867 hubo discrepancias y enfrentamientos entre sus dirigentes, el Ayuntamiento y las autoridades eclesiásticas, hasta que en febrero de 1867, la Vicaría General del Arzobispado le concede sus nuevos estatutos y reglas, que llegan a tener vigencia hasta 1886.
Otro de los momentos más relevantes en la historia de la Hermandad, fue cuando en el año 1868, año de la Revolución, no salió a la calle ninguna cofradía, y solamente lo hizo la del Cristo de la Expiración. Para evitar el paso de la Cofradía, los revolucionarios construyeron barricadas y consiguieron detener a los cofrades pero los rebeldes acongojados por el testimonio religioso del pueblo derribaron los obstáculos, uniéndose a la procesión, ante el asombro de cuantos presenciaban el paso del Cristo.
En 1869 desaparece la imagen del Cristo, ocultándola el capellán en la Iglesia de San Pedro, ignorándose el motivo de su desaparición, hasta que D. Juan Pina, su mayordomo, solicita al prelado que ordenara el traslado del Cristo a la Iglesia de San Francisco, siendo llevado a su ermita el Viernes de Dolores de 1870. A partir de esta nueva reorganización la Cofradía tuvo bastante esplendor, durando su normalización hasta principios del siglo XX, fecha en la que ésta vuelve a desestabilizarse por falta de recursos y responsabilidad de sus miembros.
En estos inicios del siglo XX se integra en ella un hombre de gran fuerza social y devocional, D. Miguel Muñoz Espinosa de los Monteros, mayordomo de la Cofradía, a la que le da un gran impulso, fomentando sus actos piadosos y une a sus cofrades. Llegó a ser Arcipreste de Carmona, hoy sus restos mortales reposan también en la ermita.
Unos años más tarde, en 1918 vino a la hermandad como mayordomo D. Fernando Fernández Gao, y por aquél entonces, la hermandad la componían unos pocos hermanos y gracias a la labor que este hombre aporta a la hermandad y cofradía consigue subsistir. A partir de este momento, la hermandad se revitaliza y recobra todo su esplendor en la tarde del Viernes Santo. Tanto fue el esfuerzo y el cariño que este hombre le dedicó a la misma, que en 1926, la Junta General de Gobierno le nombra Mayordomo Perpetuo de la Hermandad. Lográndose durante su mandato, que la Familia real la distinguiera con el título de Real, y su santidad el Papa Pío XI le otorgara el de Pontificia.
Durante la época republicana pasó por malos momentos, lográndolos superar gracias a la entrega de sus hermanos. En uno de estos años, encontrándose la Cofradía en la calle, los revolucionarios piden cargar en el paso del Cristo, y su mayordomo para evitar conflictos y enfrentamientos se lo concede, siendo sus súplicas un engaño, pues intencionadamente al llegar a su ermita quisieron arrojarlo por la Hoyanca que había al pie de la misma. No pudiendo conseguirlo por la valiente postura de los hermanos cofrades, que fueron apoyados por la multitud fervorosa que le acompañaba, consiguiendo éstos arrebatarles el paso. En 1934 realizó su recorrido penitencial, siendo la única que se atrevió a salir a la calle.
Dado los nuevos acontecimientos que suceden durante la Guerra Civil Española, en el año 1936, por motivos y circunstancias políticas, el Cristo no salió a la calle, pese el acuerdo adoptado por la Junta de Gobierno de la Hermandad, la que solicita al alcalde quien a su vez transmite al gobernador civil, desautorizando éste su salida, y la imagen del Cristo tuvo que ser desmontada del paso y ser colocada nuevamente en su altar, después de que muchos jerezanos desfilasen por la ermita y les mostrasen el cariño y el gran afecto que le tenían al Cristo de la Expiración.
En 1939 fue requerida la imagen del Cristo para presidir la celebración del solemne triduo por la paz de la Guerra Civil española, acto que tuvo lugar en la Iglesia parroquial de San Miguel. Otro de los momentos más entrañables de esta Cofradía, es cuando la tarde de los Viernes Santos de los años 1944-1948, la Hermandad visitaba la cárcel, en plaza Belén, y tras un gran silencio, los presos desde los barrotes de sus ventanas le cantaban saetas, suplicándoles piedad y perdón, consiguiéndose el privilegio que cada año quedara uno de ellos en libertad.
En 1949, siendo hermano mayor D. Antonio Gutiérrez Quijano tuvo que mandar restaurar la imagen del Cristo debido a su avanzado estado de destrucción. D. José Hernández Díaz, director de la Escuela Superior de Bellas Artes "Santa Isabel de Hungría" de Sevilla, remite a la Hermandad que la imagen no se podía restaurar porque estaba hecha de un material pobre y debido al continuo movimiento que tuvo la misma en el reemplazamiento de los cambios de cruces y deterioro del tiempo; el cual informaba que no ofrecía garantía alguna y que lo más conveniente sería esculpir otra imagen reproduciendo a la titular hecha de una madera más noble. Por lo que la hermandad se vio obligada a sustituir la imagen del Cristo; obra que realizó el escultor y profesor de la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, D. José Juan Luis Vasallo Parodi, que la esculpió en madera de "Alarce", quedando depositadas las cenizas de la anterior imagen dentro del cuerpo del actual Cristo de la Expiración, cuya obra costó 45.000 pesetas y fue sufragada por sus hermanos. Esta nueva imagen, la actual que procesiona, conserva todas las características de la antigua, tal como puede comprobarse observando grabados en los que aparece la talla primitiva del Crucificado. El Cristo se bendijo el 26 de marzo de 1950, realizando su primera salida procesional en la tarde del Viernes Santo de ese mismo año.
En noviembre de 1994 se le concedió la Medalla de Oro de la Ciudad por el Ayuntamiento, en unos actos que culminaron en una Procesión Magna.
En 1998 estrenaron el Banderín de la Juventud bordado por Ildefonso Jiménez y la Bandera Mater Dolorosa bordado por José Antonio Cachero donado por cinco hermanos. En 1999, ocho insignias para presidencia, restauración de faroles y varales y casquillos para las tulipas del paso de Cristo.
El 1 de noviembre de 2008, Festividad de Todos los Santos, fue coronada canónicamente en la Santa Iglesia Catedral la imagen de María Santísima del Valle, por el Arzobispo Castrense D. Juan Del Rio Martin. Previamente, la Virgen fue trasladada el día 25 de octubre desde la Ermita de San Telmo al Convento de Santo Domingo y de éste templo a la Santa Iglesia Catedral al día siguiente.
En el año 2011, fue la única Hermandad de la tarde del Viernes Santo que realizó estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral. Asimismo, ese dia se estrenaron nuevas túnicas para los nazarenos de terciopelo negro sustituyendo a las de raso negro.
En el Viernes Santo del año 2013 no completó la carrera oficial, tuviéndose que resguardar de la lluvia, primero en la Santa Iglesia Catedral y posteriormente en la Iglesia de San Miguel. En la tarde del Domingo de Resurrección realizó el traslado de regreso a la Ermita de San Telmo.
El antiguo palio de la Virgen del Valle de Jerez de la Frontera (Artículo de Antonio de la Rosa Mateos):
A principios del siglo XX, la Cofradía del Cristo de la Expiración no pasaba por su mejor momento económico. Las dimisiones entre los miembros de junta eran frecuentes y habitualmente el Mayordomo se veía obligado a suplir de su dinero personal los pagos de la corporación. Todo cambiaría a raíz de la presentación al cargo de Mayordomo del conocido Fernando Fernández Gao, copropietario de una empresa bodeguera.
En el cabildo de hermanos de 14 de febrero de 1918 fue elegido como Mayordomo, y desde un primer momento el nuevo máximo dirigente quiso que la cofradía emprendiera una nueva vida. Entre sus proyectos estaba la realización de un nuevo palio. Tal y como fue elegido, comenzó a trabajar en el deseado paso (1).
Hasta entonces la cofradía poseía un palio estrenado en 1815 de terciopelo bordado con galones, obra de Francisco de Paula Fernández (2). El proyecto de Fernández Gao pronto se llevaría a efecto y días antes la prensa local ya hacía referencias al nuevo palio: "(…) El magnífico palio bordado en Sevilla, llegará el Viernes a Jerez, estando también terminado el cielo que ha sido artísticamente pintado por don Miguel Barrón (…)". (3)
En la tarde del Viernes Santo, la Virgen del Valle lucía sus nuevos bordados, como así lo refleja el periódico El Guadalete: "Se hicieron grandes elogios de las andas del palio, que se estrenaban y que han sido bordadas en Sevilla por una bella señorita que llegó de Sevilla para colocar aquéllas. También llamó la atención el techo de palio, trabajo del joven pintor jerezano don Miguel Barrón. (…) Este recibió numerosas felicitaciones por las reformas que se han introducido en la Hermandad y por el orden que la procesión recorrió las calles (…)". (4)
Describimos el ya hoy antiguo palio de María Santísima del Valle: era de pequeñas dimensiones, formado por ocho varales y tenía cierto sabor romántico. Las caídas bordadas en oro sobre terciopelo granate estaban formadas por ornamentación vegetal terminadas en flecos. En el paño frontal, tanto delantero como trasero, se ubican dos escudos. Llevaba en sus esquinas corbatas bordadas que anudaba un cordón finalizado en borlas, siguiendo el estilo que impuso, a finales del siglo XIX, el insigne bordador sevillano Juan Manuel Rodríguez Ojeda.
Se puede añadir a la información señalada por la prensa, que el paso de palio fue realizado en Sevilla entre 1918 y 1919, y bordado en oro por Pastora de la Cueva de Roda con establecimiento en la calle Joaquín Costa n.º 16 (antes Cañaverería). Este obrador destacaba en la especialidad de bordados civiles y militares, y también se dedicaba a la restauración y ornamentos de iglesias. Según factura fechada el 18 de abril de 1919, la bordadora sevillana aumentó el bordado del palio por el precio de 880 pesetas. (5)
Si vemos algunos apuntes biográficos de la bordadora Pastora de la Cueva, formó parte del Taller de Juan Bautista Gimeno Zamora, empresario valenciano que tenía una cordonería/galonería y taller de bordados en la calle Tetuán de Sevilla. El citado establecimiento estaba regentado por su esposa, Antonia Riutort de Gimeno, valenciana también y encargada de los diseños de los bordados. En sus años de mayor auge el taller llegó a tener una plantilla de 20 trabajadoras, entre las que destacaron años después algunas grandes maestras del bordado, como Pastora de la Cueva, Conchita Fernández del Toro o Bárbara Pardal (6). Tenemos constancia que, en 1933, el taller de Pastora de la Cueva seguía funcionado en la citada calle Joaquín Costa, 16. (7)
El techo del palio estaba compuesto por una pintura con cuatro ángeles que llevaban una corona de flores con fondo cielo (8) y fue realizada por el pintor artístico jerezano Miguel Barrón Regife, que tenía domicilio en la calle Por-vera número 9, donde impartía clases de pintura y preparaba alumnos para la Escuela Superior. El coste ascendió a 250 pesetas, según factura con fecha de 9 de abril de 1918. (9)
Para aportar más datos sobre el palio decir que llevaba varales estrenados en 1905, según acta del 1 de octubre de 1904 que recoge: "Hizo también presente el Sr. Mayordomo que las varas de plata del palio de la Santísima Virgen habían sido adquiridos por el importando pesetas 2200". (10)
Después de la Semana Santa de 1939 se comienza a pensar en reformar el paso de palio. En acta del 7 de mayo de ese año se refleja: "El Sr. Mayordomo pide a D. Manuel Martín exponga su opinión y proyectos para la construcción de un nuevo Paso a la Stma. Virgen del Valle". (11) El cofrade y articulista José Moreno Alonso ya anunciaba los estrenos en su artículo en el periódico local: "la bonita canastilla de la Santísima Virgen del Valle y juego de varales…". (12) El Jueves Santo el periódico Ayer señalaba: "(…) La Virgen hace su salida bajo hermoso palio de terciopelo rojo artísticamente bordado y va vestida con sayas y manto antiquísimos y muy ricos. El paso se estrena también este año presentando grandes innovaciones y reformas (…)". (13)
Llamaba la atención la nueva canastilla barroca tallada en madera con el escudo de la corporación en el frontal, sustentado por dos ángeles. Los varales eran salomónicos, con macolla central. Las caídas fueron ampliadas tanto de ancho como de largo. Las medidas eran: 2 m en frontal y trasera, 3,25 m en costado y 0,55 m de ancho.
El Domingo de Ramos de 1941, se anunciaban estrenos: "El manto y la saya de Nuestra Señora del Valle, son muy antiguos, siendo regalados a tan peregrina imagen por S. M. la Reina Isabel II". Entre los estrenos de este año figuran el dorado del paso de Nuestra Señora, un guión y el Senatus, ambos con varales de plata…". (14)
En 1942 se terminó de dorar la canastilla, y en 1945 se estrenó nueva candelería, encargada en Madrid a la fábrica de Viuda e Hijos de Emilio Meneses, de las conocidas como "caritas". (15) Éste sería el último año del respiradero de madera, ya que, por su excesivo peso, fue sustituido por uno de orfebrería que sufragó el Sr. Lozada.
En 1946 se estrenan los nuevos respiraderos realizados por el orfebre jerezano Manuel Rodríguez. El acta del 21 de octubre de 1945 dice: "… los trabajos de reforma que se vienen efectuando en el mismo, por reciente visita efectuada al Sr. Rodríguez, el que le tiene dado la palabra de entrega la canastilla el día 28 de febrero próximo". (16)
La Hermandad mantuvo el referido palio hasta la Semana Santa de 1954. El 29 de noviembre de ese año tiene lugar el cabildo de hermanos, con la propuesta de sustituir el palio de la Virgen por uno nuevo llevado por costaleros. El resultado fue de 69 votos a favor, 47 en contra y 4 nulos. (17) En 1955 se estrena el nuevo palio.
Varios años después la cofradía jerezana decide poner en venta su antiguo palio, siendo adquirido por la Hermandad de Jesús Nazareno de Rota (Cádiz), que lo estrena en la Semana Santa de 1958 para la Virgen de la Amargura, que además presentó nuevo juego de varales y saya. En los primeros años, la Dolorosa iba acompañada por la imagen de San Juan Evangelista. Entre 2004-2008 fue restaurado: se le cambia el escudo frontal y se le realiza el bordado de la cara interior de las caídas, obra de José Antonio Moreno Bernal. (18)
BIBLIOGRAFÍA
(1) REPETTO BETES, José Luis. El Cristo de Jerez, pp. 367 y ss. Hermandad del Cristo de la Expiración. Jerez de la Frontera, 1997.
(2) Idem, p. 289.
(3) Periódico El Guadalete del 22 de marzo de 1918, p. 3. Jerez de la Frontera.
(4) Idem. 31 de marzo de 1918. Portada. Jerez de la Frontera.
(5) Archivo de la Hermandad del Cristo de la Expiración. Jerez de la Frontera.
(6) RUIZ FRANCO-BAUX, Joaquín V. "El primer palio de malla de la Semana Santa de Sevilla", en Boletín de las Cofradías de Sevilla, n.º 548-Octubre. Sevilla, 2004.
(7) Guía oficial de Sevilla y su Provincia de 1933. Información facilitada por Joaquín V. Ruiz Franco-Baux.
(8) En la actualidad, el techo está expuesto en la casa de Hermandad en la sala de juntas.
(9) Archivo de la Hermandad del Cristo de la Expiración. Jerez de la Frontera.
(10) Libro de actas de 1904-1928. Archivo de la Hermandad del Cristo de la Expiración (en adelante, AHCE). Jerez de la Frontera.
(11) Libro de acta de 1936 a 1943. AHCE. Jerez de la Frontera.
(12) Periódico Ayer del 28 de febrero de 1940, p. 4. Jerez de la Frontera.
(13) Idem. 21 de marzo de 1940. Portada. Jerez de la Frontera.
(14) Idem. 6 de abril de 1941, p. 13. Jerez de la Frontera.
(15) Factura del 16 de marzo de 1945. AHCE. Jerez de la Frontera.
(16) Libro de acta de 1944 a 1952. AHCE. Jerez de la Frontera.
(17) REPETTO BETES, José Luis. El Cristo de Jerez. Op. Cit., p. 469.
(18) Archivo de la Hermandad de Jesús Nazareno. Rota.
Nota: Escrito publicado en la revista El Penitente, nº 3, Marzo de 2009.
El escultor Diego Roldán y la Ermita de San Telmo (Artículo de Antonio de la Rosa Mateos y José Jacome González):
Abordamos en este artículo la atribución de unas imágenes que se veneran en la Ermita de San Telmo, de Jerez de la Frontera, concretamente en el Sagrario, al escultor Diego Roldán y Serrallonga, partiendo de las similitudes que presentan con otras tallas de este artista, particularmente con la Dolorosa titular de la Hermandad de la Expiración, Nuestra Señora del Valle, atribuida a este artífice del barroco (1).
Este artista había nacido en Sevilla en torno al año 1700, siendo hijo de Marcelino Roldán y Josefa Serrallonga y primo de Pedro Duque Cornejo y Roldán. Su aprendizaje se inició en el taller familiar de su tío Pedro Roldán el Mozo, hijo del celebérrimo maestro escultor Pedro Roldán el Viejo, y con su otro tío José Felipe Duque Cornejo, padre de Pedro Duque Cornejo, que en su condición de primo de mayor edad, pudo haber ejercido de instructor en sus primeros pasos en el oficio. Posiblemente, en los años 1720-1721 debió obtener el grado de maestría en el arte de la escultura, si bien su escaso virtuosismo, le animó, ante la feroz competencia de los representantes de este gremio en la capital hispalense, a demostrar su valía profesional -amparado en la estela del legendario apellido Roldán-en nuestra ciudad, fusionando su estilo aprendido en el taller familiar, con las formas implantadas por los artistas locales del momento (2).
Pese a lo dicho en el anterior párrafo es un artista de referencia para el estudio de la arquitectura de retablos y la escultura del siglo XVIII en la comarca, particularmente por el barroquismo de sus formas roldanescas, muy del gusto popular y apreciado por sus comitentes. En sus obras se muestran unas formas muy artificiosas, más aparentes y efectistas, logrando movimientos muy forzados, escasamente veraces, muy distorsionados, que revelan en ocasiones sus propias limitaciones, sin alcanzar las altas cotas de consideración de otros representantes de su saga familiar.
Su primera obra documentada en nuestra ciudad es el Relieve Escultórico del Retablo de las Ánimas(3) de la Parroquia de Santiago, fechado en 1722 y hoy desaparecido.
Especial interés tiene para esta investigación, la obra documentada de este artista, correspondiente a la decoración e imaginería de reducido formato para el mobiliario litúrgico, como la Cajonería de la Sacristía de la Parroquia de San Miguel, realizando las tallas del Ecce Homo, una Dolorosa y los Querubines en el año 1725 (4), o los Relieves de la Sillería de San Lucas.
Podríamos ampliar notablemente el elenco de otras obras escultóricas, que ejecutó en compañía de otros afamados artistas de la arquitectura sagrada, entre los que citamos a Agustín de Medina Flores, en el Retablo del Rosario de los Montañeses (5), del jerezano convento de Santo Domingo, contratado en 1740.
Centrándonos en el objetivo de este trabajo de investigación, nos detendremos en la atribución de la Dolorosa del Valle a las gubias de este artista.
Al día de la fecha la única Dolorosa que está documentada como obra de este escultor, es la de la Hermandad Servita de Nuestro Padre Jesús Nazareno, de Lebrija, bajo la advocación de los Dolores, constando la siguiente inscripción en el interior de su rostro: "Esta mascarilla fue realizada por D. Diego Roldán en 1758", dato descubierto por el restaurador jerezano Isaac Navarrete en 1986, tras la restauración de esta imagen (6).
Esta talla revela detalles, entre los que encontramos la ligera separación de los ojos, cejas finas y alargadas, así como la singular nariz recta, de caballete afilado y marcada “V” entre las cejas, rasgos que comprobamos en las imágenes dolorosas de la Santísima Virgen de la Esperanza de la Yedra (7) y del Valle, ambas en Jerez, o la Dolorosa del Convento Regina Coeli (Franciscanas Descalzas) de Sanlúcar de Barrameda (8), todas atribuidas a este autor.
Otra de las imágenes atribuidas a las gubias de Diego Roldán y muy similar a la Virgen del Valle jerezana, es la intitulada de la Soledad (9) de la sanluqueña Cofradía del Santo Entierro, realizada muy probablemente en la década de 1750.
A pesar de que la Dolorosa del Valle ha sido restaurada en varias ocasiones, las últimas por parte de Ramón Chaveli Carreres (10), Juan Bernabé de Britto y Francisco Buiza (11), afortunadamente contamos con una fotografía, fechada en el año 1926 y anterior a estas intervenciones, que denota aún más si cabe las semejanzas con las obras escultóricas de Diego Roldán, concretamente, observamos la sinuosidad de sus cejas, sus almendrados ojos de mirada perdida, sus labios ligeramente entreabiertos y curvados hacia abajo, mostrando un evidente dramatismo.
La Hermandad conserva unas manos anteriores a las actuales de esta Dolorosa, que descartamos que sean las primitivas, pues no hay más que comparar los testimonios gráficos citados (año 1926) y las citadas manos para contrastar tal aseveración, pudiendo proceder de alguna de las intervenciones, que ha sufrido esta imagen desde aquella fecha. Sin embargo, sí constatamos la gran similitud entre la mano izquierda de la Dolorosa del Valle, que se muestra en la fotografía fechada en 1926, y la mano izquierda de la Santísima Virgen de la Esperanza de la Yedra (12), atribuida con fundamento a Diego Roldán.
El parecido entre ambas tallas es evidente, a la vista de los testimonios gráficos anteriores a las diferentes intervenciones desde la segunda mitad del siglo XX (13).
En cuanto a las imágenes que se encuentran en el actual Sagrario de la ermita de San Telmo de una Dolorosa y un San Juan Evangelista, ambas de talla completa, ahuecadas en su parte posterior, con respaldo aplanado, lo que evidencia que formaron parte de la imaginería de un retablo. Estas efigies miden 1,10 metros de altura.
Por lo que respecta a la Dolorosa, su rostro es muy similar a las imágenes de Diego Roldán, con los característicos ojos almendrados, cejas muy finas con marcada "V" central, nariz de caballete afilado y boca ligeramente entreabierta. Estos rasgos los podemos comprobar, con las diferencias evidentes entre ambas tallas, en la imagen de Santa Catalina de Siena, del retablo del Rosario, del monasterio de Santo Domingo, de nuestra ciudad, obra documentada de Diego Roldán.
Destaca el tratamiento de las vestiduras, particularmente el recogido del manto, muy similar al de la túnica del Ecce Homo, de la cajonera de la sacristía, de la Parroquia jerezana de San Miguel, obra documentada de este escultor. Podemos observar cómo termina a la altura del pecho y es sostenido entre las manos entrelazadas de la imagen. De igual forma, el rostrillo es de similar factura al de la Dolorosa del citado mobiliario litúrgico de San Miguel, obra documentada de este mismo artista.
A su lado, la imagen de San Juan Evangelista, en cuyo rostro se vuelven a repetir las facciones y rasgos distintivos de la obra de Diego Roldán, destacando el ondulado tratamiento del cabello, a grandes bucles y tallados sin gran detalle. De forma semejante a la Dolorosa, con la que conforma la "Sacra Conversación", su manto se recoge en el centro de su pecho, a la altura del cinto con el que se sostiene su túnica. Destacan ambas manos, cuyos dedos corazón y anular están muy juntos, rasgo distintivo en la obra de Diego Roldán, que podemos comprobar en la mano derecha de la Dolorosa de la cajonera de la sacristía de San Miguel.
En ambas imágenes sobresalen sus miradas perdidas, obnubiladas, con ojos de grandes pupilas, en este caso, pintadas, sin tener ojos de pasta vítrea. Sus rostros denotan gran expresividad, de acusado dramatismo, acrecentando su dolor, sus labios entreabiertos. Curiosamente, la Dolorosa carece de lágrimas y no muestra rastros que pudieran dejar entrever la posibilidad de que las tuvo en origen.
Destacan sus finos y esbeltos cuellos, sus rostros alargados de pómulos poco pronunciados y el marcado entrecejo, con llamativa depresión central.
La imagen de San Juan la encontramos muy semejante a la homónima de la Hermandad del Nazareno, de Sanlúcar de Barrameda, cuya cabeza y manos realizó Diego Roldán en 1759 (14), por lo tanto, es una obra documentada, firme referente para esta atribución. Posteriormente, esta talla de la mencionada Cofradía sanluqueña ha sido restaurada con poca fortuna.
En estas imágenes la policromía es muy rica y variada en sus motivos vegetales, que sobresalen sobre los tonos de fondo en colores ocres, azules y rojizos. En los estofados encontramos fieles reproducciones de los tejidos derivados de los brocados del siglo XVII y XVIII, con destacada importancia de los motivos florales, referencias del posible uso de patrones de la estampación textil (15).
En el inventario del año 1829 de la Capilla de San Telmo se cita textualmente:
"Tres imágenes de nuestra Señora del Valle. Una en su altar, otra en el altar mayor y otra en el almacen sin vestir __
Dos id. de San Juan, una en el altar mayor. Y otra en el de la Virgen ___
La efigie del Señor de la Espiracion en el altar mayor ___" .
Por ende, en el altar mayor se veneraba el Santísimo Cristo de la Expiración en su urna o paso, y a ambos lados, las imágenes de la Santísima Virgen y San Juan, con coronas o diademas de lata, que son a las que nos referimos en este artículo más arriba, todas ellas de talla, componiendo un Calvario.
El altar mayor (17) se había construido a principios del siglo XVIII, concretamente a partir de 1701 por el entallador Francisco Antonio de Soto, quien lo concluyó en 1705, siendo posteriormente, reformado y sustituido en los años 1806-1807, por otro retablo de manos del artista José Tejeda (18).
En el altar de la Virgen, estaba la imagen titular del Valle, con su corona de plata, y la de San Juan, igualmente con su diadema de plata.
Resulta del todo curiosa la existencia de tres imágenes bajo la misma advocación, a la que habría que sumar la que apareció emparedada en una hornacina de la Ermita (19).
Gracias a un testimonio fotográfico, depositado en la Hermandad, se tiene constancia de la existencia de una imagen de vestir de San Juan Evangelista (20), posiblemente del siglo XVIII, hoy no conservada, que a principios del siglo XX se depositó en el convento de las MM. Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús (21), de nuestra ciudad. Esta última talla se sustituyó por la actual, donada por doña Ramona Asencio, esposa del Mayordomo de la Cofradía, D. Antonio Pérez Cascales, que la adquirió expresamente para la capilla y mayor esplendor de la procesión (22). Esta imagen en su pecho tiene la siguiente inscripción: "Donativo D Doña Ramona Asencio. 1894". Ha sido restaurada en 1978 por Francisco Pinto y, posteriormente, a mediados del año 2001 por Enrique Ortega Ortega (23).
Otra de las imágenes, que encontramos en las dependencias interiores de la Capilla de San Telmo y que podemos atribuir a las gubias del escultor Diego Roldán, salvo mejor fundamento, es la talla de un Crucificado, de 42 cms. de altura, de factura muy similar al Cristo de la Vera Cruz (24), de Rota, obra de Diego Roldán, fechada en 1726, y las atribuciones del Crucificado de la Lanzada (25), en el convento del Carmen, y el Crucificado de la Sacramental de la Parroquia de Santiago (26), en Jerez de la Frontera.
Este Crucificado de la Capilla de San Telmo, se representa ya muerto, con cierto desplome del cuerpo y con ligero esviaje a la izquierda. El tratamiento anatómico muy similar en las tallas antes referidas, particularmente, en el torso y pecho, destacando las heridas de la espalda, codos y rodillas, con grandes laceraciones, amoratados y casi idénticos y repetitivos goteos de sangre, con escaso verismo, mayormente en el dorso.
Su posición sobre el madero de la cruz, denota gran serenidad, a pesar del barroquismo de la imagen, que podríamos fechar en torno al segundo tercio del siglo de las luces. Las heridas y secuelas del cruel martirio de la crucifixión quedan aminoradas por la templanza y resignación, que refleja la cara del Salvador.
La cabeza, ladeada y recostada sobre el hombro derecho, muestra gran detalle en la elaboración del cabello, dividiéndose la frondosa melena en dos partes desde el centro de la frente y formando unos grandes mechones ondulados que caen sobre la clavícula derecha. El resto del pelo se recoge abundantemente sobre el lado izquierdo formando grandes bucles, de gran perfección artística, dando una sensación de movimiento y realismo. La barba, no muy poblada, se conforma con dos mechones con separación bífida poco acusada en la barbilla, al igual que el bigote, que muestra una separación pronunciada bajo la nariz, dividiéndolo en sendas porciones de cabello. La boca, aparece entreabierta, dejando entrever levemente su interior.
La ejecución del cabello es muy semejante al del Cristo de la Lanzada, en las ondulaciones acusadas del lateral izquierdo de la cabeza, así como en la melena suelta y recogida en la nuca, que se repite en ambas imágenes.
Actualmente, la imagen carece de corona de espinas, desconociéndose si la tuvo en origen, siendo muy probable que la tuviera como aditamento iconográfico.
Sobre el tórax, costillas y piernas son muy abundantes los detalles de las heridas, caídas, regueros de sangre, hematomas de golpes sufridos, muestras de las ataduras, por ejemplo, sobre los tobillos.
La posición de los brazos, en total abatimiento, formando una triangulación pronunciada sobre el eje central del torso nos evidencia que el artista quiso reflejar los instantes inmediatos a la agonía de este drama, es decir, los momentos en los que era ya imposible sostenerse sobre el madero, acrecentado por la asfixia a consecuencia de los desgarros en las manos y pies, éstos últimos -incluso- sin sustentarse sobre el supedáneo. El intenso dolor y sufrimiento queda igualmente patente en las manos, con las palmas cerradas y dedos flexionados hacia el interior. Asimismo, lo podemos observar en los pies, compuestos por unos dedos muy largos, y con gran acento sobre las articulaciones de éstos.
Por último, no podemos olvidar la originalidad del sudario de la imagen, que se recoge en amplios vuelos por detrás de la cadera izquierda, quedando casi a la altura de la rodilla, proporcionando una sensación de movimiento, como si se moviera por la acción del viento, dejando ampliamente al descubierto ambas caderas. Este realismo, a la par tan barroco y dramático, se aleja de la serenidad de los Crucificados del barroco clásico instaurado por Montañés.
De factura similar, el Crucificado que se venera en la cajonera de la sacristía de la Parroquia jerezana de San Miguel, que atribuimos a Diego Roldán, a pesar de que no se menciona expresamente entre las imágenes ejecutadas por este artista en el Libro de Cuentas de esta iglesia (27). Esta efigie tiene una altura de 55 cms. (de cabeza a los pies) y 67 cms. desde las yemas de los dedos de la mano derecha a los pies.
Sin embargo, quedan patentes las similitudes con la imagen del Santísimo Cristo de la Lanzada, atribuido a Diego Roldán, como ya indicábamos, particularmente en la disposición del sudario, de las piernas, pies y tratamiento de las llagas.
Los rasgos iconográficos y de estilo se vuelven a repetir, salvo en la disposición de los dedos de las manos de esta talla, que aparecen extendidos y, en algunos, casos muy distorsionados.
Otra de las imágenes que atribuimos, al igual que otros investigadores (28), a Diego Roldán es el Crucificado de la Salud que se venera actualmente en la iglesia jerezana de San Lucas, antiguo titular de la extinta Cofradía de los Dolores.
Dicha Hermandad se había fundado en el año 1744 (29) en el antiguo y desaparecido Monasterio de Belén. Esta imagen fue recuperada por la Hermandad de las Tres Caídas en el año 1992, al considerarse continuadora histórica de la primitiva Cofradía de los Dolores. Con anterioridad estuvo en el Asilo de San José (30) y la Parroquia de las Nieves, siendo restaurada en el año 1995 por el matrimonio Navarrete.
Pese a que recientemente ha sido atribuida a las gubias de Francisco Camacho Mendoza (31), no compartimos, salvo mejor fundamento, tal atribución por cuanto consideramos las similitudes que presenta esta talla en el tratamiento del cabello de la barba, boca y nariz, posición de los pies y disposición de las heridas, con la imagen del Santísimo Cristo de la Vera-Cruz, de Rota, talla documentada de Diego Roldán. Asimismo, con la efigie del Santísimo Cristo de la Lanzada, del convento jerezano del Carmen, atribuida a Diego Roldán.
Por parte del taller de restauración Ressur (32), se nos ha facilitado el informe elaborado previo a su restauración, en el que se indica expresamente la atribución a Diego Roldán, por la que se decantaron, si bien ponen de manifiesto la vinculación de esta talla con Francisco Camacho Mendoza por parte de otros estudios.
Este artículo supone un nuevo avance en el estudio y puesta en valor de la imaginería barroca de nuestra ciudad y, especialmente, de la figura, algo denostada, del escultor Diego Roldán.
BIBLIOGRAFÍA
(1) AROCA VICENTI, Fernando: "La historia del arte en Jerez en los siglos XVIII, XIX y XX" en VV.AA. Historia de Jerez de la Frontera. Tomo III. "El Arte en Jerez". Cádiz, 1999. Pág. 128.
(2) CRUZ ISIDORO, Fernando: "Aproximación a la vida y obra del escultor dieciochesco Diego Roldán Serrallonga" en Carrera Oficial. Revista independiente de la Semana Santa. Cádiz, 2007. Pág. 42.
(3) ROMERO DE TORRES, Enrique: Catálogo monumental de la provincia de Cádiz. Madrid, 1934. Pág. 421.
(4) SANCHO DE SOPRANIS, Hipólito: "Papeletas para una serie de artistas regionales" en Guión, año III. Jerez de la Frontera, 1934 y ss. Segunda serie. Número 82.
(5) JÁCOME GONZÁLEZ, José y ANTÓN PORTILLO, Jesús: “El retablo de la Capilla del Rosario de los Montañeses “, en Jerez en Semana Santa. N.º 10. Jerez de la Frontera, 2006. Pág. 236-237. CRUZ ISIDORO, Fernando: Op. cit. Pág. 45.
(6) POMAR RODIL, Pablo, BAZÁN FRANCO, Francisco L. y GARCÍA BRENES, Francisco J.: Nuestra Señora de la Esperanza. Proceso de restauración. Junta de Andalucía. Delegación Provincial de Cultura de Cádiz. Jerez de la Frontera, 2006. Pág. 15-24.
(7) RODRÍGUEZ DUARTE, Carmen. El Convento de Regina Coeli. Un Modelo de Vida Monástica en la Sanlúcar del Barroco. Sanlúcar de Barrameda, 1998. Pág. 292-293.
(8) CRUZ ISIDORO, Fernando: Op. cit. Pág. 46.
(9) DE LA ROSA MATEOS, Antonio: "Nuevas aportaciones sobre el escultor Ramón Chaveli en Jerez" en Revista El Penitente. Número 4. Jerez de la Frontera, 2010. A tenor de la factura encontrada en el Archivo de la Hermandad del Cristo de la Expiración, que data de 21 de diciembre de 1943, Chaveli le cambió los brazos a la imagen de Nuestra Señora del Valle, con un coste de 450 pesetas, siéndole abonado por el hermano Antonio Muñoz García, a modo de donativo a la Hermandad. Con anterioridad también la había restaurado, sin detalle del alcance de esta intervención, Chaveli en el año 1941, por cuyos trabajos se le pagaron 100 pesetas.
(10) DE LA ROSA MATEOS, Antonio: El escultor Ramón Chaveli Carreres (1879-1947). Asociación Pública de Fieles de la Sagrada Mortaja. Jerez de la Frontera, 2005. Pág. 74. Según información facilitada por José Guerra Carretero, Chaveli restauró la Virgen del Valle de forma sustancial, ya que le hizo un cuerpo completo de talla y sólo le dejó la antigua mascarilla, “prueba de ello es que la imagen está firmada por él, y el cuerpo es de escuela valenciana, con pies tallados con sandalias cogidas con unas cintas celestes”.
(11) Archivo de la Hermandad del Stmo. Cristo de la Expiración de Jerez de la Frontera (en adelante, A.H.H.C.E.J.F.): Contrato de la Hermandad con el escultor Francisco Buiza Fernández en 1982 para la restauración de la Dolorosa del Valle. En este documento, fechado el 5 de octubre de 1982, se estudió la restauración consistente en:
"la renovación del encarnado de la cabeza y pies, ya que la antigua policromía había perdido naturalidad. Estructura: El candelero, aparentemente, se encuentra en buenas condiciones, necesitando una revisión más a fondo para poder determinar cualquier otro posible desperfecto, que por estar vestida la imagen, haya podido pasar inadvertido. De todos modos el deterioro más grave es que el presenta el ensamble de la cabeza al torso del candelero, donde aparece una grieta que llega hasta la espalda, desperfecto motivado por el peso excesivo de la corona, que produce tensiones muy violentas, sobre todo en las naturales vibraciones de la Imagen en sus salidas procesionales. Por todo ello, la seguridad de dicho ensamble seguirá dependiendo de la corona Complementos: Queda incluido en la restauración la ejecución de unas manos acordes con la cabeza, reintegración de pestañas y lágrimas”. El presupuesto se cifró en 200.000 pesetas.
Este estudio se sometió a Cabildo General el 12 de noviembre de aquel año, siendo aprobada la restauración por este artista por mayoría de los hermanos.
(12) POMAR RODIL, Pablo, BAZÁN FRANCO, Francisco L. y GARCÍA BRENES, Francisco J.: Nuestra Señora de la Esperanza... Op. cit. Pág. 21, 23 y 60.
(13) POMAR RODIL, Pablo, BAZÁN FRANCO, Francisco L. y GARCÍA BRENES, Francisco J.: Nuestra Señora de la Esperanza... Op. cit. Pág. 24 y 25.
(14) CRUZ ISIDORO, Fernando: Op .cit. Pág. 48.
(15) MORENO ARANA, José Manuel: La policromía en Jerez de la Frontera durante el siglo XVIII. Universidad de Sevilla, 2010. Pág. 73.
(16) A.H.H.C.E.J.F. Caja documentos históricos. Siglas Secciones V y VI. Carpeta V-7. Inventario de 3 de julio de 1829.
(17) REPETTO BETES, José Luis: El Cristo de Jerez. Pontificia y Real Hermandad y Archicofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Expiración, María Santísima del Valle y San Juan Evangelista. Jerez de la Frontera, 1997. Pág. 216-217.
(18) REPETTO BETES, José Luis: Op. cit. Pág. 287.
(19) REPETTO BETES, José Luis: Op. cit. Pág. 54 y 493.
(20) REPETTO BETES, José Luis: Op. cit. Pág. 57-58. La Cofradía ha tenido varias imágenes de San Juan Evangelista. La primera que se tiene constancia se encarga en el año 1660, obra de Luis Salgado, con encarnadura de Miguel Jerónimo.
(21) A.H.H.C.E.J.F. Acta de 9 de enero de 1916.
(22) Periódico El Guadalete, 9 de abril de 1895. Jerez de la Frontera. Pág. 2.
(23) A.H.H.C.E.J.F. Actas de 16 de diciembre de 1977, 17 de febrero de 1978 y 25 de abril de 2001.
(24) CRUZ ISIDORO, Fernando: Op. cit. Pág. 44.
(25) AROCA VICENTI, Fernando: Op. cit. Pág. 128.
(26) POMAR RODIL, Pablo y MARISCAL RODRÍGUEZ, Miguel A.: Jerez: Guía artística y monumental. Madrid. Sílex, 2004. Pág. 79.
(27) SANCHO DE SOPRANIS, Hipólito: Op.cit.
(28) POMAR RODIL, Pablo J. / MARISCAL RODRÍGUEZ, Miguel A. Jerez: Guía artística y monumental. Sílex ediciones. Madrid, 2004. Pág. 78.
(29) ESPINOSA DE LOS MONTEROS SÁNCHEZ, Francisco: "La fundación de la Hermandad del Cristo de la Salud y de los Dolores", en Diario de Jerez. 12 de abril de 2006. Pág. 16.
(30) Al Asilo llegó tras la desamortización de Mendizábal.
(31) MORENO ARANA, José Manuel. "Aproximación al imaginero Diego Roldán Serrallonga", en Jerez en Semana Santa. N.º 10. Hermandad del Santo Crucifijo. Jerez, 2006. Pág. 354.
(32) BAZÁN FRANCO, Francisco y GARCÍA BRENES, Francisco: Informe para la restauración del Santísimo Cristo de la Salud. Hermandad de las Tres Caídas. Jerez de la Frontera, 2010.
Observaciones:
Su salida y su recogida son apoteósicas, ya que los cantes al Cristo de la Expiración no cesan en ningún momento. A pesar de ello, este paso es lindo de ver en cualquier lugar de la ciudad, dado su estilo.
Cuando el propio canon cofrade es superado por una Hermandad, es el pueblo el que queda integrado dentro de los parámetros devocionales. El Cristo es Jerez, es su símbolo, su metáfora. Gitanos y payos tras la vela marinera, sin luchas, unidos como los brazos de la Cruz; procesión evangélica. Cuatro siglos de leyendas doradas, de hombres valientes que lucharon por mantener el espíritu de su historia. El Cristo porta la medalla de oro de la Ciudad de Jerez en la vela de la Cruz.
Puntos de interés de la Cofradía:
En la confluencia de Plaza Rafael Rivero-Puerta Sevilla-esquina calle Porvera se le ofrece a Nuestra Madre y Señora del Valle Coronada una preciosa petalá. Dicha petalá va acompañada por los sones de una de las marchas de la Coronación Canónica, su título es “Flamenca y Reina” y seguidamente, sin pausa alguna, se interpretará el Himno de la Coronación.
Calle Caballeros, San Pablo y San Miguel, pues es impresionante ver pasar la Cofradía por dichas calles, como así mismo ver llegar al Cristo y a Nuestra Madre del Valle a las mismas puertas de la Parroquia de San Miguel, con el recibimiento especial de la Hermandad del Santo Crucifijo, del mismo modo será muy bonito y espiritual ver como las Monjas Clarisas Franciscanas Descalzas, de la calle Barja, salen a la puerta para ofrecerle su oración cantada al Stmo.Cristo y a la Stma.Virgen al pasar por delante de su Convento.
En Cruz Vieja-Cerro Fuerte, a la recogida, se producen momentos especiales, donde se aglomera gran cantidad de devotos a la llegada a su barrio, abarrotado, donde llega el Cristo con todos sus candelabros encendidos, como si de un barcio se tratara navegando por el gentío, con numerosas saetas espontaneas, oraciones cantadas, del fervor de un pueblo.
Igualmente queremos recomendar toda la recogida, pero este año especialmente el final de la calle San Justo y la placita de la calle Pavía, pues en dicha zona estarán esperando a nuestras Sagradas Imágenes varios saeteros para cantarle, ya que es la primera vez que nuestra Hermandad pasará por esas calles de regreso a su Templo.
Cultos:
Besapiés al Cristo el Cuarto Domingo de Cuaresma. Besamanos a María Santísima del Valle el Domingo de Pasión.
Dirección:
Hermandad del Cristo de la Expiración
Calle Pavía, S/N
Jerez de la Frontera (Cádiz) 11401
Teléfono: 956.348.578
Próxima pagina web de la Hermandad: http://www.elcristo.es/
Libro publicado:
El Cristo de Jerez, de José Luis Repetto Betes. 1997. (se puede adquirir en la propia hermandad).
Hermano Mayor:
José Manuel García Cordero.
Vestidor de las Imágenes:
José Fernando Barea Fernández, que sustituyó a Mariano Ramírez.
Mayordomo:
José Angel González Huisa.
Junta de Gobierno:
El día 11 de septiembre de 2011 tomó posesión la actual Junta de Gobierno de la Hermandad compuesta por:
- Director Espiritual: Ilmo. Sr. D. Horacio Bel Díaz.
- Hermano Mayor: D. José Manuel García Cordero.
- Teniente Hermano Mayor: D. José Angel Campos Rodríguez.
- Secretario y Diputado de Bolsa de Caridad: D. Witold Swiatkowski Mechén.
- Segundo Secretario: D. Jesús Rodríguez Gómez.
- Tercer Secretario: D. Francisco Javier Redondo Borrego.
- Tesorero y Diputado Mayor de Gobierno: D. Francisco Antonio Espinar Orcha.
- Segundo Tesorero y Diputado de Relaciones Institucionales: D. José Manuel Álvarez Castaño.
- Tercera Tesorera y Diputada de Juventud: Dª María del Carmen Alonso González.
- Mayordomo: D. José Angel González Huisa.
- Mayordomía: D. Carlos Zambrano López.
- Mayordomía: D. Rafael Marín Ramos.
- Mayordomía: D. Antonio Jiménez Morilla.
- Diputado de Juventud: D. Ignacio Navarro Navarro.
- Auxiliar de Mayordomía: Dª. Rocío Ramos González.
Además, se han nombrado los siguientes cargos:
- Camarera del Santísimo Cristo de la Expiración: Dª. Encarnación León Ganaza.
- Camarera de María Santísima del Valle: Dª. María José García Cordero.
- Camarera de San Juan Evangelista: Dª Ana Marín Galán.
- Camarero de la Virgen del Buen Aire y San Telmo: D. Manuel Alejandro Galafate Roldán.
- Camarera de Altar: Dª Ana Martínez Caro.
La Junta de Gobierno anterior, en vigor desde el 7 de septiembre de 2007 a septiembre de 2011, estaba compuesta por:
- Hermano Mayor: D. Antonio Yesa Ruiz.
- Tte. Hno Mayor: D. José Jiménez Pichardo.
- Mayordomo: D. Salvador Rubiales Martín.
- Secretario: D. Javier González Mata.
- Tesorero: D. José Manuel García Cordero.
- Vocales: D. Juan Sánchez Mesa; D. Manuel Zambrano López; D. Antonio Jesús González Huisa; D. Francisco Javier García Félix; D. Ismael Pérez Vilches; D. Francisco Cáliz García; D. José Ángel Campos Rodríguez; D. Abraham San Honorio Viejo.
Cuadrilleros y Capataz 2013:
Jerónimo Benítez Martínez, José Campos Benítez, Juan Manuel López Torres y Carmelo Aguilera Muñoz con el paso del Cristo, Manuel Martínez Gago, Mario Muñoz González, Diego Yesa Chávez y Francisco Chacón Melero en el paso de San Juan y Francisco Yesa Ruiz en el paso de la Virgen del Valle, ayudado por Manuel Becerra González.
Cuadrilleros y Capataz 2012:
Jerónimo Benítez Martínez, José Campos Benítez, Juan Manuel López Torres y Antonio Leyton Llamas con el paso del Cristo, Manuel Martínez Gago, José Carlos Romero Díaz, Diego Yesa Chávez y Juan Carlos Lobo Martínez en el paso de San Juan y Francisco Yesa Ruiz en el paso de la Virgen del Valle.
Cuadrilleros y Capataz 2005 a 2011:
Manuel Orbello y Vicente Reyes con el paso del Cristo, Fernando Borrego García y Oscar Jaén en el paso de San Juan y Francisco Yesa Ruiz en el paso de la Virgen del Valle.
Cuadrilleros y capataz 2004:
Antonio Alzola Meseguer y Francisco Guerrero con el paso del Cristo, Fernando Borrego García y José Luis Moreira Bernal en el paso de San Juan y Francisco Yesa Ruiz en el paso de la Virgen del Valle.
Cargadores y costaleros:
Cargadores con horquilla, en el paso de Misterio, 40. Los cargadores, también con horquillas, del paso de San Juan son los más jóvenes, 30. Los costaleros del paso de palio son 35. Cada paso cuenta con dos cuadrillas. En total son unos 100 cargadores del paso de Cristo, 50 el de San Juan y unos 80 el del paso de la Virgen.
Exorno floral de los pasos:
Generalmente, siempre lleva los tradicionales claveles rojos y esparragueras alrededor de los candelabros para el paso del Cristo, claveles "marisalaos", de color rosa, para el de San Juan y claveles de color blanco y en ocasiones orquídeas blancas, para el paso de Palio.
Acompañamiento Musical 2011 a 2014:
Agrupación Musical San Juan, de Jerez, y Banda de Música de Nuestra Señora de Palomares de Trebujena.
Acompañamiento Musical 2018 a 2010:
Banda de Cornetas y Tambores Nuestra Señora del Rosario de Arriate (Málaga) y Banda de Música de Nuestra Señora de Palomares de Trebujena.
Acompañamiento Musical 2005 a 2007:
Agrupación Musical San Juan, de Jerez, y Banda de Música de Nuestra Señora de Palomares de Trebujena.
Acompañamiento Musical 2004:
Banda de Cornetas y Tambores de La Milagrosa, de Jerez, y Banda de Música de Nuestra Señora de Palomares de Trebujena.
Estrenos 2014:
Bandera Pontificia, Banderín de la Armada, Vela con bordados en plata y Ampliación de Bordados del Manto negro, todo ello realizado por Herederos de Caro.
Estrenos 2013:
Restauración del asta de la Bandera Concepcionista, del Banderín Asuncionista, del Senatus y del Estandarte de la Hermandad.
Estrenos 2012:
Banderín Asuncionista, realizado en los talleres sevillanos de Elena Caro. Restauración de la orfebrería del Altar de Insignias, por Ildefonso Oñate.
Estrenos 2011:
Saya y Manto de vistas negro, bordado en oro fino, por Herederos Esperanza Elena Caro. Nuevas túnicas para los nazarenos con capa y terciopelo negro.
Estrenos 2010:
No tiene estrenos este año.
Estrenos 2009:
Restauración del paso de palio completo. Corona de oro para la Virgen, ejercutada por Orfebrería Triana. Saya de la Coronación Canónica de la Virgen del Valle, realizada por Fernando Calderón. Restauración de la saya asimétrica, también por Fernando Calderón.
Estrenos 2008:
Restauración de la Corona de la Virgen.
Estrenos 2007:
No se conocen.
Estrenos 2006:
No se conocen.
Estrenos 2005:
Restauración de la túnica de San Juan. La Hermandad del Cristo de la Expiración no saldrá a la salida buscando la calle Vizcaíno Fernández sino que lo hará hacia la Ronda de San Telmo, Rufina... y llegará hasta la Carrera Oficial por Corredera, Plaza Esteve, Gallo Azul, Lancería y Consistorio para llegar a la Tornería y subir por la calle Porvera hasta San Juan de Dios. La recogida se efectuará a través de la Alameda Vieja, Santa Cecilia y Barja para llegar a la Cruz Vieja.
Estrenos 2004:
Las obras que se están llevando a cabo en la ermita de San Telmo, en las edificaciones anexas donde se levantarán las nuevas dependencias de la hermandad del Cristo de la Expiración, ha obligado a la cofradía a decidir que el Viernes Santo los nazarenos que se integrarán en el cortejo se incorporen al mismo desde el colegio Grupo Franco, situado en la misma plaza y frente a la ermita de San Telmo. Los trabajos que se ejecutan hacen imposible que los hermanos puedan aguardar la salida en el interior del templo y locales anexos. No tiene más estrenos.
Estrenos 2003:
No tienen estrenos este año.
Estrenos 2002:
No tienen estrenos este año.
Estrenos 2001:
Restauración de la Gloria del Paso de Palio. Restauración de los cuatro ciriales del Cortejo del Cristo.
Estrenos 2000:
Restauración de la Cruz de plata del Cristo en los talleres sevillanos de Borrero. Nuevo Guión Conmemorativo de la Concesión de la Medalla de Oro de la Ciudad al Cristo de la Expiración.
Horario 2010:
Salida del Templo: 16,30
Palquillo Alameda Cristina Cruz: 20,00
Palquillo Alameda Cristina Último paso: 20,45
Plaza Arenal Cruz: 21,00
Plaza Arenal Último paso: 21,45
Catedral Cruz: 21,35
Catedral Último paso: 22,20
Fuera Catedral Cruz: 21,45
Fuera Catedral Último paso: 22,30
Entrada Cruz: 01,30
Entrada Último paso: 02,15
Horario 2011:
Salida del Templo: 16,30
Palquillo Alameda Cristina Cruz: 20,00
Palquillo Alameda Cristina Último paso: 20,45
Plaza Arenal Cruz: 21,00
Plaza Arenal Último paso: 21,45
Catedral Cruz: 21,40
Catedral Último paso: 22,25
Fuera Catedral Cruz: 21,50
Fuera Catedral Último paso: 22,35
Entrada Cruz: 01,30
Entrada Último paso: 02,15
Itinerarios 2010 y 2011:
Plaza Stmo. Cristo de la Expiración, Sancho Vizcaíno, Martín Fernández, Baro, Empedrada, Plaza N.P. Jesús de la Sentencia, Sol, Granados, Plaza de las Angustias, Corredera, Plaza Arenal, Consistorio, Plaza de la Yerba, Conde Cañete del Pinar, Plaza Plateros, Plaza Santo Ángel, Tornería, Plaza Rafael Rivero, Puerta de Sevilla, Alameda Cristina (lado izquierdo), San Juan Grande, Sevilla, Palquillo, CARRERA OFICIAL, Aire, Visitación, Santa Isabel, José L. Díez (lado derecho), Plaza Asunción, Angostillo, Plaza de la Yerba, Consistorio, Plaza Arenal, Caballeros, Plaza Antón Daza, Ramón de Cala, Cerro Fuerte, Martín Fernández, San Telmo, Plaza Stmo. Cristo de la Expiración.
Horario 2012:
Salida del Templo: 16,30
Palquillo Alameda Cristina Cruz: 20,00
Palquillo Alameda Cristina Último paso: 20,45
Plaza Arenal Cruz: 21,00
Plaza Arenal Último paso: 21,45
Catedral Cruz: 21,40
Catedral Último paso: 22,25
Fuera Catedral Cruz: 21,50
Fuera Catedral Último paso: 22,35
Entrada Cruz: 01,45
Entrada Último paso: 02,30
Itinerario 2012:
Plaza Stmo. Cristo de la Expiración, Sancho Vizcaíno, Martín Fernández, Baro, Empedrada, Plaza N.P. Jesús de la Sentencia, Sol, Granados, Plaza de las Angustias, Corredera, Plaza Arenal, Consistorio, Plaza de la Yerba, Conde Cañete del Pinar, Plaza Plateros, Plaza Santo Ángel, Tornería, Plaza Rafael Rivero, Puerta de Sevilla, Alameda Cristina (lado izquierdo), San Juan Grande, Sevilla, Palquillo, CARRERA OFICIAL, Aire, Visitación, Santa Isabel, José L. Díez (lado derecho), Plaza Asunción, Angostillo, Plaza de la Yerba, Consistorio, Plaza Arenal, Caballeros, Plaza Antón Daza, Ramón de Cala, Cerro Fuerte, Martín Fernández, San Telmo, Plaza Stmo. Cristo de la Expiración.
NOTA: Mismo itinerario que el del año 2011.
Horario 2013:
Salida del Templo: 16,30
Palquillo Alameda Cristina Cruz: 20,00
Palquillo Alameda Cristina Último paso: 20,45
Plaza Arenal Cruz: 21,00
Plaza Arenal Último paso: 21,45
Catedral Cruz: 21,40
Catedral Último paso: 22,25
Fuera Catedral Cruz: 21,50
Fuera Catedral Último paso: 22,35
Entrada Cruz: 01,45
Entrada Último paso: 02,30
Itinerario 2013:
Plaza Santísimo Cristo de la Expiración, Sancho Vizcaíno, Martín Fernández, Baro, Empedrada, Plaza Nuestro Padre Jesús de la Sentencia, Sol, Granados, Plaza de las Angustias, Corredera, Plaza Arenal, Consistorio, Plaza de la Yerba, Conde Cañete del Pinar, Plaza Plateros, Plaza Santo Ángel, Tornería, Plaza Rafael Rivero, Puerta de Sevilla, Porvera,
San Juan de Dios, Alameda Cristina, Palquillo, CARRERA OFICIAL, Encarnación, de la Rosa, Manuel María González, Plaza Monti, Plaza Arenal (lado derecho), Caballeros, San Pablo, San Miguel, Plaza León XIII, Barja, Plaza Antón Daza, Ramón de Cala, Cerro Fuerte, San Justo, Pavía, San Telmo, Plaza Santísimo Cristo de la Expiración.
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